Se que no te importa. Seguramente este sea el fin, y a ti no te importa. Está carta la tirarás; la destrozarás, la quemarás,... Pero la leerás. Y no porque te importe yo, sino por tu orgullo de mujer. Ese orgullo que dejó morir esta historia. ¿Qué dejó morir? La asesinó. Qué bonitos aquellos momentos en los que eras feliz, ¿verdad? En los que te podían comprar lo que quisieras. Ropa, viajes, lo que quisieras, incluso entradas para aquel concierto de Txarango que tanto te gustaba. Momentos en que te escuchaban. Momentos felices.
Pero claro, para tí no era suficiente, tú querías más. Y lo admito, admiro tu capacidad de superación, aquella capacidad que yo no tengo y que quisiste dejar atrás. Lo admiro. Te admiro. Te admiro a la vez que te odio. Odio en lo que te has convertido, tú antes no eras así, tú querías a las personas, tú querías vivir por muchos monstruos que tuvieras en tu cabeza. Ahora tú eres tu propio monstruo.
Es hora de ponerse comprensivas. Sé que lo has pasado mal, sé que te han dado de hostias. Y sé que cuando te rompen el corazón aparentas ser la persona más infeliz del mundo. También sé que no tienes ganas de continuar, simplemente quieres dejarlo todo atrás. Hasta a mí, tu pasado. Todo lo que un día criticaste, es lo que te has convertido. Irónico Karma, ¿verdad? Espero que algún día te des cuenta de que así no puedes seguir, que necesitas ayuda, orgullosa, que eres una orgullosa.
Querida yo futura, bienvenida a la adolescencia.