Días bucle, tonalidades de grises y un pensamiento nihilista que se apodera de mi hipotálamo. La energía cinética de mis ánimos se reduce a cero y mis palabras se las han llevado las lagrimas. Un ardor en el pecho cada noche me conduce a mil noches en vela.
Desenganchada de la vida cotidiana, un mundo absurdo, sin gracia ni sentido. Una realidad paralela a mi alrededor vista desde unos ojos diferentes, dos sistemas acromáticos con función indeterminada. Aire sin aroma se pasea por las calles de mi preciosa Barcelona.
Quiero salir de aquí. Salir de este pozo y quitarme ese peso de encima es mi mayor prioridad. Salir a la calle, volver a reír a carcajadas sin que nada me importe. Un minuto de silencio por aquellas risas muertas. Descansa en paz felicidad, que ha llegado la tristeza permanente. Quiero volar, ir al mundo de las ideas para no regresar, salir de esta caverna y dejar de ver las sombras que nos hacen llamar felicidad. Quiero ser como Platón. Ojalá ser una piedra. Dichosa ella porque ya no siente, como dice Rubén Darío.
Inspirándome en poetas y filósofos para plasmar mis sentimientos en una libreta y escapar de mi alrededor. Buscar un haz de luz y encontrarlo en la física, la filosofía y la poesía es lo más bonito que me pueda pasar. Gracias Einstein, gracias Newton, gracias Hawking. Gracias Rubén Darío, gracias Bécquer, Gracias Neruda. Gracias Platón, gracias Heráclito, gracias Sócrates. Ahora mi vida, tiene sentido.