Llegará un día, en el que te sacarás de tanto llorar, te quemaras de tanto fuego, dejaras de sentir aquellas emociones que te hacían tan humana. ¿Te rendirás? No es fácil la verdad, al menos mientras tengas un ápice de esperanza.
Soltar textos sin sentido ni dirección esperando a que alguno te llegue a salvar, te llegue a marcar. Pensar que escribiendo palabras poéticas que jamás nadie leerá, podrás volver a sentir una emoción. Eso es la esperanza, pero la esperanza mata. Y eso es lo peor, ahogarte pensando que algún día alguien te ayudará a flotar de nuevo y al final darte cuenta de que estás en medio de un océano, el más grande quizá. Por eso la esperanza mata.