Un completo extraño.

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—¿Puedes apresurar tu culo por favor?

Mi hermana me fulminó con al mirada mientras que pagaba el quinto vestido que se compra.

—Cállate y camina —Me pasó las bolsas que tenía en sus manos.

En total, eras como siete bolsas, o más.

Ella iba caminando haciendo sonar sus tacones cuando caminaba, su mirada se detenía a menudo por los mostradores.

Yo la miraba con asco y repulsión, no por ser femenina o algo, pero es que, ella no tiene remedio.

—Antonio, mira, ¿Qué te parece este? —Habló ella mirando a través del vidrio, donde al otro lado de este había un largo vestido blanco, de novia.

—Dime, ¿Por qué te quieres casar con él?, está mejor el chico que entrega los diarios.

—Ya cállate.

—Pero si tú pediste mi opinión, maldita estúpida.

Ella se giró a verme molesta.

—¿Perdón?

—Te perdono.

—A ver estúpido, tú no me vienes a tratar así, recuerda que yo soy la menor...

—Y la más fea —Creo que al decir eso ella se molesto por completo, llevó su mano hacia mi mejilla y me plantó un manotazo que sonó por todo el centro comercial, ganando todas las miradas de quienes observaban.

—¡Vete, no quiero verte!

—Uy, pues bien princesa, veamos quien mierda te carga todas las cosas que compraste y veamos quién te pagará toda la maldita boda.

Y me fui de allí, echando humo por la cabeza.

De cualquier forma, ella volverá a pedirme perdón. Yo soy el que pagará toda la decoración, el pastel, el lugar y todo eso de la boda.

Caminaba sin rumbo alguno, sólo me paseaba por todos los pisos, hasta que decidí buscar un baño para mojarme la cara, que estaba ardiendo de la ira.

Al entrar a uno de estos que estaba en completo silencio y sin nadie a dentro, fui al lavamanos y me miré al espejo.

Los pasos de alguien acercándose me asustaron dándome un brinco de la sorpresa, aquel tipo quien había entrado era un chico, más mayor que mi, como unos treinta años.

Pero el estúpido si que era guapo, no era un viejo, tenía músculos pero sin exagerar, su cabello negro brillante y sus ojos cafés.

Él me miró unos segundos, nos quedamos así hasta que él empezó a acercarse a mi.

Yo por acto de reflejo retrocedí un paso al ver que se acercaba mucho, no sabía quien era ni qué pretendía, pero esos ojos me hipnotizaron como si yo fuera un títere quien lo están controlando fácilmente.

Al sentir sus manos en mi cadera, haciendo que de un saltito junto a un jadeo.

—¿Qué haces? —Le dije mientras sacaba sus manos de mis caderas y lo rodeaba para salir de allí.

Sentí como sus manos agarraban las mías y me acorralaba contra la pared, poniendo su pecho en mi espalda y tocándome la entrepierna por debajo del pantalón.

Bajó sus pantalones junto a los míos, volviendo a pegar su cuerpo al mío, sintiendo su erección. Di un jadeo de sorpresa, mientras bajaba la mirada con el rostro sonrojado.

¿Qué estoy haciendo?, él es un extraño, no lo conozco. Sin embargo, no quiero moverme.

Él me agarró de la cintura y me llevó a un cubículo del baño, se sentó en la tapa del váter, me agarró de las caderas y me sentó en su entrepierna. Me quedó mirando por unos segundos, que para mí fueron unas malditas horas que nunca acababan, y decidió bajar mi bóxer, quedando solamente con camisa.

Relatos YAOI :3 Eróticos Ahre (? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora