Relatos YAOI :3 Eróticos Ahre (?

El novio de mi hermano...

Siento mi cara arder al igual que mi cuepo, muevo mi mano a un ritmo lento disfrutando cada segundo. Unos jadeos se me escapan, no me detengo y hago movimientos más rápidos. Se sentía tan bien...

Pero alguien tocó la estúpida puerta.

Rápidamente me subí mis boxer y mis pantalones, asustado y nervioso. Suspiré y me puse un cojín encima de mi entrepierna mientras me sentaba en la orilla de la cama. Diciéndole a aquella persona que tocaba la puerta que pase.

-Uh hey -llamó el pelinegro de mi cuñado. Sus ropas eran negras y su piel tan blanca.

El novio de mi hermano...

-A-ah, sí ¿Qué pasa? -respondí nervioso al ver que entraba y cerraba la puerta con el seguro que tenía ésta.

-Mmm, tus padres y tu hermano se fueron a comprar al supermercado -se sentó a mi lado, poniendo su cara en mi cuello y echando su aliento en él, haciendo que un escalofrío me recorriera. Suspiré intentando pararme, pero su mano se posó en mi muslo derecho, acariciandolo lentamente mientras que su lengua hace un camino desde mi clavícula hasta mi cuello.

-Basta -empecé diciendo yo intentando quitar su mano de mi cuepo- ¡Basta, para ya!

-Tal vez... -su mano se coló en mi camisa, rozando mi pecho dándome escalofríos- podríamos aprovechar ¿No?

-No seas tonto, llegarán en cualquier momento...

-¿Eso quiere decir que si quieres? Mmm pervertido. A puesto a que te excita la idea de que algún día podríamos ser pillados por tu hermano.

Abrí mis ojos asustado. ¿Cómo podría hacerle eso a mi hermano?

-Adrián... -me llamó por mi nombre mientras mordía mi hombro ya desnudo. ¿Cuándo fue que me sacó la camisa?- apenas tienes dieciocho años que los cumpliste ayer ¿quieres que te de tu regalo?

-No -dije lo más duro que he podido, pero me asusté cuando sus manos sacaron la almohada que tenía para ocultar mi erección. Tragame tierra.

-¿Creíste que no me di cuenta? -soltó una carcajada mientras que bajaba de nuevo mi pantalón (que sólo era un "pijama"). Intenté separarlo de mi, aunque era obvio la diferencia de fuerza- eres un pervertido, ¿te estabas tocando pensando en mi?

-¡Jamás! - le dijo siendo un poco brusco para soltarme de su agarre. Él me volvió a atrapar, lanzandome a la cama con fuerza y posicionandose encima de mi, sujetando mis muñecas con fuerza.

-Creo que quieres que te trate mal pequeño gatito malo, tendré que enseñarte quién manda aquí -me asusté ante esas palabras. Llevó sus labios hasta mi cuello mordiendo sin piedad, siguió haciendo lo mismo durante algunos segundos, dolía de verdad.

-¡Para! duele.

Sus manos agarraron mi erección por encima de la tela, masajeando deliciosamente mientras que su boca ya no mordía sino que lamía mi cuello lentamente.

Mi boca hacia tantos sonidos vergonzosos, intentaba retenerlos de alguna manera pero aquello era imposible. Él sujetó mis manos haciendo que esté completamente a su merced. Cerré mis ojos disfrutando del toque que sus manos hacían en mi pene.

Sus manos me soltaron, abrí mis ojos y vi como se dirigía hacia mi erección, sacó mis boxer y sentí su cálida lengua en la cabeza de mi miembro.

Me retorcí entre sus toques, sus dedos lubricados se introducieron en mi moviendolos como si tuvieran toda la libertad de hacer aquello.

Tanto su boca en mi miembro como sus dedos dentro de mí me volvían loco. Y siempre ha sido así, la primera vez que lo hicimos fue como la mejor noche de sexo que tuve en mi vida.