Capitulo 9

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Todo estaba a oscuras y nadie podía ver nada.
-Que nadie se nueva! Gritó el cura.
Nada mas decir eso, los chicos supieron porque lo decía.

Joel estaba suelto.

Christopher, que seguía agarrando a Erick, lo atrajo hacía el y le sujetó con mas fuerza.
-No te separes de mi. Le dijo por lo bajo.
De pronto, algo paso detrás de ellos.
Por un segundo, Erick pudo ver a Joel.
-Es Joel! Gritó Erick soltándose de Christopher.
-Erick no!
Sin poder ver nada, Christopher siguió el ruido de los pasos de su amigo.
De pronto, estos dejaron de escucharse.
-Erick, estas ahí? Dijo Christopher moviendo los brazos delante de el por si tocaba a su amigo.
Pero no hubo respuesta.
-Chicos! Gritó Christopher sin saber porque.
Ninguno de sus amigos le respondió.
-Mierda.
Con manos temblorosas, cogió su teléfono y puso la linterna.
Alumbró a su alrededor y no vio nadie, todo esta muy silencioso.
Se dio cuenta de que estaba al lado del altar, donde debería estar Joel, pero ahora solo había un trozo de cuerda roto, y el agua bendita derramada por el suelo.
Alumbró poco a poco toda la iglesia, y vio que no había nadie, estaba solo.
-Chicos!!!
Entonces, algo le agarró del hombro.
-Christopher.
Era el cura, con las manos llenas de sangre.
-De quien es esa sangre? Dijo Christopher separándose del cura.
-No lo se, derrepente me he desmayado y al despertarme tenía sangre en las manos. Creo que es de uno de tus amigos.
Al ver la cara aterrada del cura, Christopher supuso que decía la verdad.
-As visto a alguno de mis amigos? No los encuentro.
-Se los ha llevado.
-Que? A donde?
-Esta haciendo lo mismo que hizo la última vez, se lleva a todos menos a uno.
-Que hace con ellos?
-No lo se, pero cuando regresan, no vuelven a ser los mismos.
-Donde están? Dijo Christopher agarrado al cura por los brazos.
-Aquí, en la iglesia.
-En que parte?
-No lo se, te lo juro.
Christopher soltó al cura y fue a buscar a sus amigos.

Buscó por toda la parte baja de la iglesia. Al no encontrar a nadie, decidió ir al piso superior, donde el cura vivía.
Subió por las escaleras y llegó a un pasillo estrecho, donde habían puertas a cada lado.
Tragó saliva y siguió adelante.
Abrió la primera puerta, pero solo había un dormitorio.
Fue a la segunda y se encontró con la cocina. Entró y cogió un cuchillo enorme.
Al salir al pasillo, se dio cuenta de que había algo diferente. Donde antes era todo oscuridad, ahora había una luz roja que daba mas miedo que la misma oscuridad.
Temblando, dio un paso al frente. Pero no duro mucho, porque derrepente, todos los cuadros del pasillo se cayeron al suelo haciendo que todos los cristales se rompiesen.
De susto, Christopher cayó al suelo y se tapó las orejas con las manos.
Entonces escucho una voz, la voz de uno de sus amigos.
No pudo reconocerla a causa de tanto ruido, pero eso le dio fuerzas para levantarse y seguir caminando.
Abrió la siguiente puerta y se encontró con el baño.
Iba a salir cuando la cortina de la bañera se movió.
Cargado de valor, se acercó a la bañera y con manos temblorosas retiró la cortina.
-Zabdiel!
Este estaba atado de pies y manos y tenía una mordaza en la boca. Se dio cuenta de que estaba llorando.
Con cuidado, le quitó las cuerdas y la mordaza y le ayudo a salir de la bañera.
Al levantar a su amigo, le agarró y le abrazó fuertemente.
-Menos mal que estas bien. Dijo Christopher con lágrimas en los ojos.

Al abrir los ojos, Richard sintió que le ardían los pulmones.
Miró a su alrededor y vio que estaba en una especie de sótano.
Encendió la linterna de su móvil y alumbró a su alrededor.
A unos pocos metros de él, una de las cajas de cartón se estaba incendiando, haciendo que el sótano se llenará de humo.
Al ver que el sótano estaba lleno de cajas de cartón, decidió que era hora de salir.
Fue corriendo donde la puerta y comenzó a golpearla.
-Socorro! Dijo tosiendo.
Entonces la puerta se abrió.
Era el cura.
Le tendió la mano y le ayudó a salir.
-Estas bien hijo?
-No. Dijo Richard intentando mantenerse de pie. Donde están los demás?
-Christopher a subido arriba, pero eso hace ya media hora.
-Me lleva?
-Si claro.

-Vamos Zabdiel, por aquí. Decía Christopher mientras guiaba a su amigo por los pasillos.
Estaban bajando por las escaleras que daban al piso de abajo cuando escucharon que alguien subía.
Se escondieron en una esquina y esperaron a que estuviese a su lado.
Cuando vieron una sombra, se abalanzaron sobre ella tirándola al suelo.
-Donde tienes a mis amigos?! Gritó Christopher agarrándole del cuello.
Entonces, Zabdiel vio que alguien mas subía.
Alumbró con la linterna y vio que era el cura.
-No es ella! Gritó el cura. Es vuestro amigo!
Christopher rápidamente le apartó las manos del cuello.
Zabdiel alumbró con la linterna y vio a Richard tirado en el suelo.
-Madre mía Richard! Dijo Christopher tapándose la boca con las manos. Lo siento mucho.
-Estas bien? Dijo Zabdiel ayudando a levantarle.
Antes de que Richard pudiera responder, Christopher pegó un grito.
-Christopher, pasa algo? Dijo Zabdiel.
-Joel tiene a Erick! Es él el que está sangrado.
-Quiere su alma. Dijo Richard mirando a Zabdiel. Siempre ha sido él, por eso en la cabaña le lanzó por las escaleras del sótano, para matarle.
-Y ha cogido el cuerpo de Joel, para que esta vez no se pueda defender. Dijo finalmente Zabdiel.
-Porque no se va a defender si es Joel? Dijo el cura.
-Porque son pareja.
Entonces, el cura se tapó la boca con las manos imitando a Christopher.
-Que ocurre? Dijo Richard.
-El padre de Verónica era gay. Estaba a punto divorciarse de su madre cuando esta les mató.
-Vale, hay que encontrarles, esto se ha vuelto personal. Dijo Richard.

Derrepente, el cura empezó a tener convulsiones.
-Señor! Dijo Zabdiel.
Antes de que pudieran hacer nada, el cura cayó al suelo muerto.
-Dios mio! Gritó Christopher al ver que la camisa del cura estaba empezando a volverse roja.
Le retiraron la camisa, y vieron unas letras grabadas en el pecho del hombre: Traidor.

Después de revisar la iglesia. Se dieron cuenta de que ya no estaba allí.
Las luces habían vuelto y esa sensación de estar en peligro había desaparecido.
Richard miro su reloj.
-Son las dos de la mañana, tenemos hasta las seis para encontrarles o...
Sus dos amigos agacharon la cabeza.

Salieron a la calle y vieron que estaba desierta.
Todo el mundo estaba durmiendo.
-Chicos.. Dijo Zabdiel.
Richard y Christopher se dieron la vuelta y vieron lo que Zabdiel estaba mirando.
Al lado de la iglesia, había un cartel con el nombre del pueblo.
Whitehorse.

-Es el pueblo de Verónica. Dijo Richard.
-Por eso es que el cura la conocía. Dijo Zabdiel. Conocía toda su historia.
Christopher, fue donde el cartel y lo miro desde cerca.
-Se donde están. Dijo de pronto.
-Que? Donde?
-En su casa. En la casa de Verónica.
-Donde todo comenzó. Dijo Richard.

Les costó encontrar la casa, pero por suerte encontraron a un hombre borracho que les indicó donde había sucedido aquella matanza.
Era una casa a las afueras del pueblo, junto a la otra iglesia, la que estaba abandonada.
Desde fuera, la casa ya era aterradora.
-Muy bien. Dijo Christopher. Llegó la hora.

Entré los tres, entraron en el jardín.
Llegaron al porche y Christopher agarró el mango de la puerta.
Inspiró profundamente y abrió la puerta.

-Hola chicos.

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