Capitulo 4ºLa cena de gala y el Marques de Canillas

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Alex volvió a mirar a Barbara estaba impresionante con aquel

vestido rojo vino, el tímido pero a la vez provocativo escote dejaba

adivinar sus bonitos senos, su larga melena roja ahora estaba

recogida en un tocado, acabado en una trenza, que colgaba sobre

su hombro derecho, dando a su bonito rostro un aire mas angelical

si cabe, los labios de por si carnosos aparecían ahora mas

deseables con aquel color rojo fuego que a la vez realzaba el

blanco nacarado de sus dientes, para acabar lucia un bolso de

mano negro azabache decorado con cristales de swarosky a juego

con los zapatos, estaba preciosa, el sin embargo se había puesto

uno de los dos trajes negros que llevaba en la maleta, una camisa

azul marino con el cuello blanco y una corbata roja que le había

comprado Barbara para la ocasión, no es que fuese mal vestido ni

mucho menos, pero al lado de ella desentonaba un poco.

"La señorita Barbara Manrique y su acompañante el señor Alejandro

Galvez", anuncio el mayordomo que estaba a la entrada del gran

salón de celebraciones.

Barbara se colgó del brazo que gentilmente le ofrecía Alex, y ambos

avanzaron hacia el interior de la sala, una vez estuvieron dentro, los

recibió, tal y como mandan lo cánones el propio Marques de

Canillas.

- Esta usted realmente preciosa – Dijo el Marques a Barbara

mientras besaba sutilmente la mano de la chica.

- Gracias Ilustrisimo – Contesto sonrojada, pero sin dejar de seguir

el protocolo

- Don Alejandro Galvez...un placer conocerle e oido hablar de usted

estos últimos días – Saludo el Marques a Alex con un timido apreton

de mano.

- Espero que para bien – Respondió este con sorna.

- Parece que haya tenido usted una pelea con un oso, a juzgar por el

aspecto de su cara – El Marques señalo con la mano la mejilla y el

ojo de Alex que aun mostraban las magulladuras del encuentro con

los paramilitares.

- Ya veo que esta al tanto de todo – Contesto Alex mirando

fijamente a los ojos negros y sin vida del Marques.

- Muy bien chico...ya tendremos luego tiempo de charlar mas

detenidamente – Se despidió con una palmada en el costado

dolorido de Alex, este soltó un improperio por lo bajo intentando no

perder la compostura.

Otro sirviente les acompaño hasta la gran mesa y les mostró sus

respectivos asientos, que por supuesto y como marcan las reglas

del protocolo no estaban uno al lado del otro.

EL SECRETO DE LOS GUARDESESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora