Capitulo 3º Los paramilitares y La peregrina de Rilobos

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Alex abrió los ojos al percibir aquel haz de luz que se colaba a

través de la cortina, le daba directamente en el rostro, sus ojos

verdes se estremecieron ante la potencia del aquellos rayos

solares, no tuvo mas remedio que girarse hacia el otro lado de la

cama, fue entonces cuando recordó todo lo que había sucedido

aquella tarde noche, el y Barbara habían hecho el amor varias

veces a lo largo de aquellas horas, una sonrisa placentera se dibujo

en su rostro, en el lugar donde debía estar acostada Barbara, solo

encontró una nota sobre la almohada, Alex tomo aquel papel y lo

leyó "Gracias por esta noche inolvidable. TQ. Llámame cuando

despiertes 867890567 "

Alex se levanto rápidamente, se dio una reconfortante ducha, se

vistió lo mas rápido que pudo, estaba deseando volver a verla de

nuevo, no encontraba el teléfono, de pronto recordó que lo había

tirado al fondo del maletero, aparto los restos de la cena que

habían disfrutado la noche anterior para acceder al teléfono de la

habitación marco el uno para tener linea exterior, luego tecleo el

numero de Barbara, tras oír dos tonos que a Alex le parecieron

interminables, por fin, escucho aquella voz angelical, se habia

enamorado hasta las trancas, pero le daba igual.

- ¿Si? - Contesto Barbara.

- ¿Porque te has ido sin avisar? - Contesto Alex con otra pregunta

en forma de reproche cariñoso.

- Tenia cosas que hacer, recuerda que aunque solo tengo un cliente,

dirijo un albergue y ademas soy madre de una niña de cinco años y

que requiere de mi atención– hizo una leve pausa – Vamos...que no

tengo tiempo de aburrirme.

- Ya veo, ya – contesto mientras se le escapaba una leve carcajada

– Por cierto...¿Estas en el albergue?

- No, estoy en el pueblo, hoy es día de mercado y aprovecho para

comprar algo de fruta y verdura fresca.

- Ah, vale – Dijo algo contrariado, tenia unas ganas locas de verla,

sentirla, amarla, en fin..

¿Porque no vienes al pueblo?, podemos desayunar juntos, yo aun no

e tenida tiempo de hacerlo.

- Ok, me parece una idea genial – contesto entusiasmado - ¿Donde

nos vemos?

- En la plaza -

- Perfecto, en diez minutos estoy ahí -

- De acuerdo – Contesto Barbara con su típica sonrisita maliciosa

que tanto gustaba a Alex, colgó el teléfono, se sentía feliz, radiante

y lo mejor de todo, totalmente viva por primera vez en años.

EL SECRETO DE LOS GUARDESESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora