💋 U N O

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"You gave me comfort

But falling for you was my mistake."


La primera vez que mencionamos el tema a Mamá, fue justo despúes de vacaciones de navidad. Papá ya sabía que estabamos planeando en mudarnos con él y me gustaría decir que Mamá lo tomó tan bien cómo él, pero no fue así. Obviamente, se negó. Dijo que no estábamos listos y que eramos demasiado irreponsables. También insultó a Papá un par de veces y dijo que él no tenía ni la menor idea de cómo cuidar de un par de adolescentes. Al final, Mamá cedió. 

Los padres de Mia no dudaron ni un segundo y pronto se pusierón en contacto con Papá. La única condición que tuvimos fue tener que aplicar por lo menos a una universidad cerca de casa y en caso de ser aceptados no teníamos derecho a elegir a que universidad asistiriamos sin antes hablar con los dos. 

Tan pronto cómo el verano comenzó, los tres nos montamos a un avión. Todos sabíamos que sería difícil comenzar de cero, pero estábamo dispuestos a hacerlo. 



Papá y Lina se habían mudado a una nueva casa recientemente. Él nos contó que Lina quería que todos tuviéramos suficiente espacio y que nos sintieramos cómodos. Cada vez que Papá llamaba nos contaba algo sobre Lina, y así antes de siquiera conocerla sabía que me agradaría. No fueron simplemente las cosas que él nos contaba de Lina las que me hicieron quererla, sino la manera en la que él hablaba de ella. La manera en la que decía su nombre. Cómo de alguna ella siempre terminaba siendo el tema de conversación. Él hablaba de ella cómo un artista habla de su más grande obra de arte. Papá hablaba de Lina de una manera en la que Jake jamás habló de mi.

No fue ninguna sorpresa para mi que Lina era perfectamente cómo Papá la había descrito, y me dí cuenta que incluso había heredado algunos de los hábitos de Papá, cómo soplar en el café cada vez que iba a tomar un sorbo aún cuando el café ya estaba completamente frio. La ame desde el momento en que la conocí. Más que nada por lo felíz que hacía a Papá, no lo había visto así en mucho tiempo. 

Alex no lo admitía, pero sabía que tambien le agradaba Lina. Se notaba que estaba cómodo, al igual que yo. Por primera  vez en mucho tiempo, sentía que estaba bien, y felíz. Realmente felíz. Estaba entusiasmada de por fin tener una familia de verdad, con cenas juntos, la delciciosa lasagna de Lina, y demasiadas risas.


-¿Qué quieres? - pregunté al entrar a mi habitación.

-Quiero que hablemos. - dijo Alex.

Sabía que quería hablar acerca de Jake, y no me negué. Yo también quería hablar del tema. Me senté en mi cama al lado de Alex.

-Te voy a extrañar demasiado. Recuerda, videollamada todos los viernes y más te vale no divertirte sin mi, eh? - dije, y sentí una lágrima en mi mejilla. Jake no respondió. Lo abrazé tan fuerte cómo pude, pues no lo haría de nuevo en un largo tiempo. Jake se apartó y me tomó de las manos.

-Skye... creo que deberíamos terminar. - no dije nada, simplemente lo mire a los ojos, la sonrisa completamente había desaparecido de mi cara. - No creo que esto vaya a funcionar. No creo que nos amemos lo suficiente cómo para sostener una relación a distancia. - Aún lo estaba mirando a los ojos, y me dí cuenta que eso lo estaba incómodando. -Lo siento, Skye, pero no estoy dispuesto a hacer esto. - En ese momento me solté de su mano y tiré de el dije en forma de corazón que él me había regalado en mi cumpleaños. Se lo dí y dije - Adios, Jake. 

Alex solo me abrazó, cómo había hecho tantas veces antes. Agradecí demasiado que no opinara nada al respecto. Alex siempre me había dicho que no creía que Jake fuera bueno para mi, supongo que todo ese tiempo él tuvo la razón cómo siempre y yo cómo una estúpida no lo quise escuchar. 

Siempre era así, la verdad era que seguramente no sería capaz de mantenerme viva por un solo día sin la ayuda de Mia y Alex. De seguro moriría de la manera más estúpida el momento en que pusiera un pie fuera de casa sin ellos. Trataba de ser independiente, pero siendo la persona más distraída, desorganizada e irresponsable del mundo esa era una misión imposible, y me asustaba más que nada saber que algún día no tendría a ninguno de los dos para ayudarme a encontrar mi celular cada vez que lo perdía, o recordarme que tenía un examen final para el cual estudiar, o para ayudarme en una de mis crisis, o incluso para mostrarme cómo respirar si en algún momento olvidava cómo hacerlo. 

Me asustaba pensar que en algún momento ellos formarían una familia y yo me quedaría atras sin saber cómo continuar con mi vida. También me asustaba pensar que sería al contrario y que en algún momento su relación terminaría y que nuestra amistad de años se vería afectada por eso. Pero eso no era nada de otro mundo, todo me aterraba.

-Te odio, Alexander. - dije.

-Tambien te odio, Skyla. - contestó Alex y me sonrió.

Cartas AnonimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora