Prologo

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« Aunque el destino se empeñe en separarnos, no voy a soltarte» 

Estamos sentados a la orilla del muelle, ninguno de nosotros parece querer romper el silencio que se ha instalado entre los dos, ella observa las estrellas que decoran la oscuridad con aparente tranquilidad. Pero sé que ni ella, ni mucho menos yo, la hemos tenido. Y a veces creo que no voy tenerla otra vez; que voy a quedarme atrapado en este infierno que llevo en el interior para siempre.

Y estoy asustado...

De pronto el tono cálido de su voz rompe con mi tormento mental.

—Voy a luchar por ti Denis... a pesar de todos, a pesar de ti... —me vuelvo a enfrentarla, la brisa helada revuelve sus cabellos pegando algunos de ellos a su rostro.

— ¿Para qué luchar por alguien que no quiere que lo hagas? —Susurro tajante.

Pero mi actitud distante y desinteresada no afecta en absoluto su postura decidida.

—No estoy dispuesta a perderte de nuevo —responde con firmeza, removiendo más de una emoción dentro de mí.

No obstante me esfuerzo lo suficiente para disimularlo bastante bien, lanzándole la pregunta que probablemente termine con su valentía momentánea.

— ¿Enfrentarías mi propio infierno para conseguirlo? —Es entonces cuando enmudece al menos por un instante.

Desviando primero la mirada y fijándola en las palmas de sus manos.

He ganado.

O eso es lo que pensaba hasta que vuelve a poner su atención entera en mí. La mirada que me dedica ahora es decidida.

No hay duda.

No hay miedo.

Más que solo la determinación de aferrarse a lo que quiere...

A no dejarme ir.

—Por ti lo haría Denis, por ti lo haría siempre —suelta las palabras con tal convicción que ahora soy yo quien se ha quedado sin palabras.

Lo único puedo hacer es creerle... una parte de mí, esa en donde decidí enterrar todo atisbo de esperanza. Se alegra, se alegra muchísimo porque sabe que dice la verdad, porque aún hay una persona que cree que aun soy alguien que puede ser salvado.

Pero la otra, esa parte que se empeña en protegerse de promesas absurdas y sin sentido se aterra justamente por la misma razón.

Cuando por fin soy capaz de articular palabra nuevamente, le hago la pregunta que se ha gestado en mi mente momentos después de su declaración inesperada...

— ¿Hasta dónde quieras llegar con todo esto Cara?

La chica se remueve en su lugar sin despegar sus ojos de los míos, provocando que sienta algo de temor a su respuesta para luego pronunciar las palabras que marcaron un antes y un después de la Cara que alguna vez conocí.

—Hasta enamorarte de mí...

Por Ti Lo Haria Siempre #2 (Disponible En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora