Capítulo 14

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Sammy era una niña muy fácil de cuidar. Siempre con la cabeza gacha, dibujando y, de vez en cuando, murmurando para sí misma letras de canciones infantiles.

Me contó un par de cosas de su escuela y de su rutina con Jeremy.

Para resumir, descubrí que en su escuela había un niño que todos los días la molestaba, el cual, con toda seguridad, tenía un pequeño enamoramiento con ella, y en su afán inexperto e inocente por llamar su atención, le tiraba a veces de sus coletas o le robaba los colores.

Adorable.

Lo segundo que descubrí, fue que todas las mañanas, Jeremy la despertaba con un beso en la mejilla, le preparaba el desayuno, y la llevaba a la escuela, justo como su madre lo hacía. Ella no me habló de sus padres, lo que me llevó a deducir lo que había ocurrido. Además, me hizo conocedora de que todos los sábados la llevaba al parque a pasear a Roberto, su pequeño cachorro.

Yo sabía que Jeremy era un buen hombre, de esos que no abundan exactamente. Pero que él se hiciera cargo de su pequeña hermana, como lo haría un padre... tocaba una fibra sensible en mi interior.

Quizá fuera por mi inexistente figura paterna, la cual mi madre había hecho todo lo posible por llenar, pero me hacía verlo de manera diferente.

Nunca me había molestado no tener un padre, mi madre siempre había hecho todo por mí y su ausencia, a pesar de existir, no había sido tan notoria. Pero los niños a veces son crueles, y sin querer, te dañan con sus comentarios, como por ejemplo: la niñita sin padre, bastarda, etc.

No es que tuviera algún tipo de trauma, porque no lo creía. Pero de pequeña eso me había provocado algunas lágrimas, y me había llevado a las clásicas preguntas: ¿Por qué papá no me había querido? ¿Por qué papá nos abandonó? ¿Era mi culpa que él no estuviera aquí?

Para mí era un tema superado, desde el momento en que tuve la edad mínima para entender cómo funcionaban las relaciones entre padres y madres.

Pero me llevó a cuestionarme interiormente: ¿Qué habría sido de mí... si mi madre hubiera muerto?

Por supuesto nunca tendría esa respuesta, y estaba realmente feliz con ello.

―Gracias por cuidar a Sammy, Lils, no puedes hacerte una idea de cuánto te lo agradezco ―dijo Jeremy, mientras mirábamos como el auto de la niñera de Sammy se alejaba, y una sonriente Sammy agitaba su mano en nuestra dirección.

―No es nada, Jer, tu hermana es encantadora ―murmuré con una sonrisa, para hacerle saber cuan en serio eran mis palabras―, podría hacerlo siempre que lo necesitaras.

―No me digas eso, podría tomarte la palabra ―bromeó, pero en sus ojos pude ver cuán en serio se había tomado mi ofrecimiento.

Una vez el automóvil de la niñera de Sammy desapareció de nuestras vistas, volvimos dentro, con Jeremy pisándome los talones.

―Cuando quieras puedes ir a casa, Lils ―avisó Jeremy, tomándome del antebrazo cuando intenté escabullirme en dirección a la cocina, donde estaban las bandejas. Me miró con una ceja alzada, y sus comisuras levemente alzadas―. Hablaba en serio, ve a casa. Has hecho suficiente el día de hoy.

Suspiré, mirándolo con incredulidad.

―No creí que hablaras en serio. ¡Me necesitan aquí! Si no, ¿quién va a ocuparse de mi lado?

―Yo voy a hacerlo ―dijo él, sin dar su brazo a torcer― si mal no recuerdo, poseo dos brazos completamente funcionales, con los que puedo cargar una bandeja, y dar a cualquiera una sonrisa encantadora de paso.

Equal Halves. MADLY IN LOVE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora