Capítulo 19

4.8K 298 59
                                    

Había pasado ya una hora. Una hora en la que habíamos hablado sobre nosotros; nuestros gustos, pasiones, vidas, etc. Por supuesto, nada que fuera demasiado personal, ya que después de todo, no dejábamos de ser un par de desconocidos en un bar a las una de la madrugada.

Theo trabajaba como guardaespaldas, y según me había dicho había escoltado y protegido a múltiples famosos.

Si me preguntas, su trabajo era genial no, lo siguiente.

Yo, muy orgullosa, le había hablado de mi súper exclusivo y genial trabajo de mesera.

Él se mostró interesado y curioso, pero los dos sabíamos que su gesto estaba presente únicamente por educación.

Porque, vamos, ¿Qué de genial tenia servir tragos y comida?

Theo también disfrutaba mucho los deportes de riesgo y conducía una motocicleta, según él, la única y más importante chica en su vida.

Vivía solo en un departamento que estaba a las afueras de la ciudad, ya que el disfrutaba de la tranquilidad y soledad que se encontraba fuera del ajetreo que la cuidad representaba.

A pesar de la primera impresión que su gran porte y complexión física me había dado, estaba muy lejos de ser un matón. Todo lo contrario. Theo se me hacía el tipo de hombre centrado, bastante tranquilo y en ocasiones excesivamente maduro. Pero estaba bien, porque era agradable hablar con alguien que poseyera aquellas cualidades.

Pero lo que más había llamado mi atención y, porque no, me había gustado de su persona, era la completa humildad al hablar. La falta de egolatría y egocentrismo. Él parecía genuinamente interesado y curioso de todas las estupideces que soltaba por la boca y de mi parloteo sin cesar.

Además, estaba el tema de su atractivo físico, algo que por obvias razones no me pasó por alto.

―¿Quieres bailar? ―me preguntó, luego de que pidiera otra ronda para nosotros.

―Por supuesto ―accedí con una sonrisa, tomando la mano que había extendido en mi dirección y dejándome guiar.

Su cuerpo se abría paso entre la multitud y me permitía caminar prácticamente con total libertad, ya que mi figura era mucho más fina y pequeña que la suya.

Nos detuvimos en un lugar donde nuestros cuerpos podían moverse libremente sin rozar la humanidad de las personas a nuestro alrededor.

Él me cogió de la cintura y yo rodeé con uno de mis brazos su cuello.

Theo olía a menta y un poco a tabaco, pero extrañamente no me disgustaba, al contrario. Era algo nuevo que no sabía que podía llegar a gustarme.

En los altavoces se oía una canción desconocida para mí, de ritmo suave, que se mezclaba a la perfección con la voz ronca e hipnótica del cantante.

Nos miramos a los ojos, mientras movíamos nuestros cuerpos. Y no era algo incómodo, ni tampoco erótico, solo estábamos bailando. Y era agradable, se sentía bien.

Fue algo extraño, porque además de James, creo que nunca había estado en compañía de un hombre con el que no planeara pasar la noche.

No confiaba en los hombres para compartir mi tiempo con ellos. No es que hubieran hecho algo alguna vez para merecer esa percepción de mi parte, solo... no me apetecía.

A mi izquierda, una chica borracha se tropezó y por poco derrama su trago en mi cuerpo, pero Theo, gracias a sus reflejos, logró arrastrarme fuera de su alcance, provocando que algunas gotas de la bebida cayeran en su brazo.

Equal Halves. MADLY IN LOVE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora