Visita al Rey Azul [ReiSaru, Omegaverse]

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[K] No me pertenece.
Advertencia: Smut, escenas explicitas yaoi. Spoiler.

(Esta historia se sitúa en los capítulos 9 y 10 del manga "Lost Small World",)

***

Como pocas veces ocurría, escalofríos cayeron en cascada por la columna de Reisi Munakata; él se caracterizaba por su habitual porte serio, pero solo tenía una palabra para describir lo que sentía en esos instantes.

Tentación.

El joven omega de Homra que había invitado cayó a causa del entumecimiento en sus piernas quedando en una posición que, bueno, para cualquier alfa figuraba un delicioso platillo digno de degustar.

Digno de reyes.

Yacía con el pecho pegado al suelo, subiendo y bajando por los resoplidos molestos que escapaban de su nariz. Los ceñidos jeans permitían una vista todavía mejor del trasero alzado, de apariencia suave y atractiva, además la sudadera se había movido por la caída, dejando expuesta parte de la piel de su espalda tan pálida como su rostro, que ahora le devolvía una mueca a medio camino entre el enojo y la vergüenza.

Dios, sus pantalones se sintieron más ajustados por la simple visión, pero debía mantenerse calmo. Al fin y al cabo quería reclutar a este chico como una pieza más, la definitiva. No podía caer en la tentación por un simple error que seguramente resultaría en la evasión del menor y por tanto la imposibilidad de unirlo a las filas de Scepter 4.

Mientras tanto Saruhiko no se encontraba en su mejor momento, eso estaba claro. Y si bien el hombre frente a él se mantenía impasible juraría haber visto un destello de deseo en su mirada, tan fugaz como el aleteo de un colibrí, pero real al fin y al cabo. Maldijo sus malditas piernas por no responder, pero maldijo todavía más la conocida sensación de sumisión que comenzaba a apoderarse de su ser, el calor...

¿Cómo? Se supone que faltaban más de dos semanas para eso.

Pero los síntomas se hicieron evidentes cuando una ligera sensación de vacío se coló en su cabeza y cuerpo: el maldito celo decidió adelantarse precisamente ese día y lo único que el menor podía hacer era rezar para que el imponente alfa frente a él no se diera cuenta.

Estaba tan jodido...

"Realmente me gustaría tener un usuario de armas ocultas" Dijo al fin Munakata, sin signos de cambio en su rostro. Saruhiko pensó entonces que el rey no notó lo que ocurría -cosa extraña por el aire inteligente que le inspiraba- y se permitió soltar un suspiro de alivio. Comenzaba a sentirse aún más extraño y las palabras parecían mezclarse en su cabeza, por lo que sin pensarlo mucho preguntó lo que su curiosidad quería saciar.

"Si dijera que quiero cambiar de clan... -su voz salió más suave que minutos antes- ¿es eso posible?"

Munakata permaneció estoico. Lo tenía donde quería, había movido los hilos para que la conversación fuera en ese rumbo y al fin el chico mostraba signos de interés en su propuesta, pero en lugar de responder a su pregunta se aventuró con una interrogante propia, una que nació cuando sus fosas nasales captaron un aroma dulce flotando dentro de la camioneta

"¿Ocurre algo, Fushimi-kun? -su mirada no abandonó los fieros orbes índigo- Luces acalorado"

Fushimi mordió su labio inferior molesto, quería decirle que no le molestara, levantarse e irse de ese maldito sitio hacia su departamento. Seguramente Misaki estaría besando el suelo que pisaba su amado rey y tendría la privacidad para descansar en las mantas de su amigo por un rato.

Just you, Saruhiko.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora