En un banco del parque [HidaFushi, Navidad]

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K project no me pertenece. 

Feliz Navidad~ 

(Las perspectivas van cambiando después de cada ***, de Fushimi a Hidaka y viceversa, por si no se llegar a entender)

***

El ambiente es ameno y cálido. El bar Homra se encuentra celebrando la víspera de Navidad como cada año, con buena comida y tragos por doquier. El árbol instalado al centro cuenta, en su mayoría, con adornos rojos: esferas escarchadas, guirnaldas, paquetes de regalo a escala, campanas y más.

Totsuka insistió en formar un ambiente mucho más infantil por la reciente llegada de Anna y también por ser el primer año en que compartían con el par de jóvenes Yata Misaki y Fushimi Saruhiko.

Por un lado, Misaki se divierte en grande con todos y come como si no hubiera probado alimento en días. Para él no es difícil mezclarse con el fuego familiar de Homra y tal es su disfrute que casi no piensa en las anteriores Navidades que pasó junto a su familia.

Fushimi, por el contrario, está sentado en su lugar habitual de la barra y se siente más fuera de lugar que nunca. Los villancicos perforan en sus oídos como lanzas y algunas voces, desde su punto de vista, asemejan a los lloriqueos de algún animal herido en medio de la carretera.

Las decoraciones le parecen excesivas y el aroma de tanta comida le marea. Rechaza un nuevo ofrecimiento de dulces por parte de Tatara, que parece ser el único notar su presencia ahora.

—Al menos podrías quitar esa cara de funeral, van a pensar que no quieres estar aquí.

No quiere estar ahí, se lo dijo a Misaki luego de ese reclamo hace minutos. El castaño solo le llamó aguafiestas y fue a dar la nota con el resto del clan rojo.

Llevan solo un par de meses en Homra y para Yata ya son su familia. Come, ríe y juega con ellos mientras Saruhiko, la persona que ha estado con él desde los doce años, se queda sentado en un rincón, mirando sin entrometerse.

Para él hubiera bastado estar en su pequeño departamento a solas con Misaki. Pero el susodicho no pensó igual y le arrastró ahí, donde nadie aparte de Tatara y Kusanagi se le habían acercado.

Obviamente por obligación, según él mismo.

Por esa razón no se sorprende cuando nadie va tras él luego de escabullirse por la puerta trasera. Tampoco es que le moleste, prefiere estar lejos de toda esa escena repugnantemente familiar, no es para él.

Afuera hace frío y ha estado nevando desde la tarde, dando al suelo una pequeña alfombra blanca que se hunde en pequeños puntos a medida que camina. Su primera idea era ir directo al departamento, pero instantáneos deseos de pasear sin rumbo llegaron una vez salió del bar.

Son las once de la noche y eso debe explicar la falta de concurrencia en las habitualmente atiborradas calles de Shizume. Al igual que en Homra, la gente debe estar ocupada compartiendo con su familia junto a un colorido árbol y una cena caliente. Está bien así, piensa. Entre menos gente siempre es mejor para él.

Sus pasos le han conducido al parque y se encoge de hombros para sí mismo antes de dirigirse a un banco de madera y sentarse. También había nieve en el, pero no le da importancia cuando nota que esta no traspasa su ropa. 

Se pone a pensar en Misaki y él. En Mikoto y Misaki. En Misaki y Homra. En alguna parte de la ecuación él deja de ser un factor importante y eso le hace sentir un poco mal, pero no lo suficiente para deprimirse, pues ya está acostumbrado.

Just you, Saruhiko.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora