Capítulo 1.3

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Capítulo 1.3

La mansión

La feroz jauría corría tras de ellos y casi los alcanzaban, Barry disparaba con su Colt Python, su arma favorita; pero al parecer sólo había logrado abatir a un par si acaso. La falta de luz les impedía disparar a matar y las linternas que llevaban no ayudaban tanto ahora pues no podían enfocar por tratar de correr.

---- ¡Demonios! ¡Nos están alcanzando!---- vocifero el experto en armas, con un leve tono de jadeo mientras lo hacia.
---- Ya casi hemos llegado---- respondió el capitán de hielo mientras disparaba hacia atrás.
---- Sólo espero que Brad no haya apagado el motor---- comentó Jill.
---- Yo espero lo mismo ---- pensó para sus adentros Wesker.

...

Los disparos provenían desde donde había visto al capitán Wesker y sus demás compañeros por última vez, hacía ya unos veinte minutos y cada vez se oían más cerca.

Brad "Gallina" Vickers, había hecho lo que se le había instruido, y mantenía el helicóptero en tierra pero encendido. La verdad era que el capitán Wesker le daba miedo, y por ningún motivo quería hacerlo enfadar. Pero al escuchar los disparos, el miedo comenzó a invadirlo sin reparos.

No sabía de que se trataba, pero sabía que si estaban disparando tanto no se trataba de algo bueno. Quizá los caníbales los habían emboscado, o tal vez las bestias monstruosas de las que hablaba la gente les estaban atacando.

Casi por inercia; movió el helicóptero en dirección del sendero por el cual había avanzado su grupo, para alumbrar con el reflector de aquella máquina voladora. Y unos segundos después, logró ver a alguien saliendo de aquel espeso bosque.

Se trataba de Jill Valentine, que avanzaba si dejar de disparar hacia atrás. Y sólo un poco después de que ella saliera, los demas también.

El piloto empezó a descender lentamente para auxiliar a sus camaradas, que corrían desespearados hacia el HP-002. Al notar tal comportamiento incluso en el temible capitán Wesker, un aire frío corrió por su nuca y las manos bajo los guantes de cuero empezaron a nadar en sudor.

Chris hacia señas para que se acercará a recogerlos y de pronto volvió a disparar hacia el umbral del bosque. Fue ahí cuando pudo ver al fin a que le disparaban.

Su cara palidecio y sus nervios acrecentaron la ansiedad de irse de alli. Sus ojos cafés no podían creer que tales abominaciones existieran; eran unas bestias horribles de color rojo, más grandes que un pastor alemán que corrian tras de sus compañeros de equipo.

Su mente se nublo por completo y el miedo se apoderó de todo su ser.

----¡No, no, no!---- comenzó a gritar Brad. ---- ¡Tengo que huir, esto está mal, esto está mal!---- era lo que su mente le decía.

Sin siquiera pensarlo, hizo que la máquina ascendiera y comenzó a alejarse.

---- ¡Hey! ¡No! ¡No te vayas! ---- le grito Chris mientras todos los demas hacían señas para que los ayudará y le gritaban lo mismo.

---- ¡Espera, Brad!---- decía Jill
---- ¡Regresa, por favor!---- vociferaba un jadeante Barry Burton
---- ¡Vuelve, Vickers!---- gritaba Albert.

Todos veían con desesperación como la aeronave se alejaba, y sus gritos se hundian de nuevo en la intempestiva oscuridad del bosque. Brad Vickers los había abandonado a su suerte.

---- ¡Maldita sea, Brad! ¿Por qué? ---- se preguntaba Chris.
---- ¡Corran, corran!---- les grito Barry mientras su magnum resonaba tras cada tiro.

Chris volteó hacia tras, comenzó a ayudar a su amigo y comenzó a disparar, mientras Jill y Wesker recargaban sus Berettas.

---- Tenemos que salir de campo abierto, capitán---- comentó Barry a Wesker.---- Aquí somos presa fácil----.
---- Cierto---- respondió el capitán. ---- Síganme, por aqui----.

Todos comenzaron a avanzar nuevamente y seguían disparando de tanto en tanto.

---- ¿A donde vamos, Wesker?---- preguntó Chris
---- Sí, ¿adónde nos dirigimos?---- preguntó la única mujer del grupo, mientras descargaba una parabellum en el ojo de uno de esos monstruos.
---- Tenemos que ir a la casa que  mientras buscábamos a los Bravo ---- respondió seriamente Wesker.
---- Cierto había una casa cerca---- mencionó Barry mientras accionaba el gatillo, disparando hacia atrás.

Cada veinte metros aproximadamente, los Alpha se turnaban para disparar y frenar el avance de sus perseguidores que empezaban a caer en número. Pero también la munición empezaba a agotarseles.

---- ¡Demonios! Ya empiezo a cansarme---- dijo Barry Burton.
---- ¡Aguanta, Barry! Casi lo hemos logrado---- lo reconforto Chris.
---- ¡Ahí está!---- grito el capitán
---- Cierto, puedo ver la entrada---- afirmó Jill.
---- Valentine, adelantarte y abre la puerta---- ordenó Wesker a la joven agente, que era experta en cerraduras gracias a su padre.

Ella corrió y comprobó la palanca de la elegante puerta que giro sin problemas, como si la casa los hubiese estado esperando.

---- Esta abierta, corran.---- les dijo Jill.

Los demás corrieron presurosos y se adentraron en aquella casa; pensando que ahí estarían más seguros que afuera.

No podían estar más equivocados.

No podían estar más equivocados

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