Capítulo 4

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Capítulo 4-

-Scott, devuélveme mi...-el chico se quedó congelado con la mirada fija en mí.-¿Quién eres tú?

-Me llamo Emmy, Emmy Lou. Soy la sobrina de Jeremy.-respondí con nerviosismo.

-Ah claro, ya recuerdo. Soy Caleb.-me sonrió.

¡Eran demasiados chicos lindos!

-Listo, ya tengo el botiquín. Hola Caleb.-Scott entró en la habitación con un bolso azul y se sentó en la cama a mi lado.

-¿Qué le pasó?-preguntó el otro.

-Se rebanó media mano con un pedazo gigante de vidrio.

Qué exagerado.

-¿¡Qué!? ¿¡Apenas lleva medio día aquí y ya se hizo daño!?

-Sep.-Scott estaba concentrado en los numerosos frascos dentro del botiquín.

-Ponle algo para que no se le infecte.-Caleb se sentó junto a mí y tomó mi mano para observarla.

-Ésto.-Scott sacó un envase de vidrio con un líquido incoloro.

Mojó una gasa con él y lo pasó por mi mano, dando ligeros toquecitos. Solté un sonido ahogado por el ardor que me producía y mordí mi labio con fuerza.

-Lo siento, pequeña. Ya casi termino.

Cuando acabó, tiró la gasa y comenzó a envolver mi mano en una venda blanca.

-Listo.-me soltó y guardó todo de nuevo en el bolso.

-Gracias.

En ése momento, escuché que me llamaban abajo. Corrí hacia la sala.

-¿Qué pasa?

-Jeremy llamó y dijo que estuvo intentando comunicarse contigo toda la mañana, pero que no atendías el teléfono.-me informó Seth.

-Lo siento, es que se me cayó el celular mientras salía del avión y creo que ya no sirve.-contesté apenada.

Lo saqué de mi bolsillo y les mostré la pantalla rota y la esquina abollada. Ésto me pasaba por no ponerle protector. Ahora ya no tendría cómo comunicarme con Jeremy. Tendría que empezar a ahorrar para comprar un nuevo teléfono.

-Bueno, entonces vamos a comprarte otro.

O tal vez no.

Damen y Jace se colocaron una sudadera con capucha negra, gorros y lentes de sol. Tomaron las llaves del auto y me arrastraron con ellos hacia el Porsche rojo de Jeremy de la entrada y partimos hacia el centro comercial.

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Mierda.

Hacía una hora y media que habíamos llegado al centro comercial y ya me había perdido. Me había quedado observando un local de Krispy Kreme Doughnuts, preguntándome cuántas horas de ejercicio tendría que hacer para bajar una dona de Pumpkin Spice y había perdido de vista a los chicos.

Eres patética, Emmy.

Cállate, conciencia.

Caminaba mirando hacia todas partes en un intento de ubicarlos, cuando choqué con alguien.

-Lo siento.-me disculpé.

-Descuida, ¿estás bien?

Levanté la vista y me encontré con unos ojos azul intenso, que me observaban fijamente.
-Ehh... sí.-repliqué algo nerviosa.

El chico era un poco más alto que yo, con cabello rubio y piel broceada. Quedé embobada por su apariencia y abrí la boca sin pensarlo.

-Eres lindo.-sonreí.

Espera, ¿¡qué!?

-¿Dije eso en voz alta?-cerré los ojos, avergonzada.

Él soltó una carcajada y asintió.

Bien hecho, Emmy.

-Soy Tyler.-se presentó él.

-Emmy.-intenté esbozar una sonrisa, pero mi cara estaba tan roja como un tomate.

-¡Emmy!-me llamaron.

Ambos volteamos hacia la voz y divisé a Damen caminando hacia mí.

-Lo siento, tengo que irme. Adiós.-dije y salí corriendo hacia los chicos.

-¿Quién era ése?-inquirió Jace con el ceño fruncido.

-Nadie. ¿Nos vamos?

Llegamos a casa, yo con más de cinco bolsas llenas bolsas y los chicos con tres iguales. Subí a mi cuarto para acomodar todo lo que me habían comprado los chicos. Saqué las faldas, las camisetas, las sudaderas, los pantalones, los shorts y los accesorios que se encontraban en las bolsas, y las acomodé en el armario. Cuando terminé, abrí el paquete que me había entregado Damen en papel de regalo. Era un iPhone 5c de color rosa. Grité con emoción. 

-¡Emmy! ¿¡Qué pasa!? ¿¡Estás bien!?-Caleb apareció en la puerta con un florero en la mano.

-¿¡A quién están secuestrando!?-Trent hizo su entrada sosteniendo un cepillo de dientes.

¿Cómo diablos pensaba defenderse de un ladrón o un asesino con un inútil cepillo de dientes verde? 

-Trent, no creo que con eso puedas herir a alguien.-señaló Damen con burla.

Solté una carcajada y el gemelo me sacó la lengua.

-¿Tú que sabes? Es eléctrico.-hizo una mueca y apretó un botón, accionando las cerdas del cepillo.

Y luego la rara era yo.

Sí eres rara, Emilia.

Que te calles, conciencia.

-Lo siento, chicos, es sólo que me encanta el nuevo celular que me compraron. No debieron haberse molestado, me habría conformado con un ladrillo con teclas.-dije, mostrándoles uno de los viejos celulares que tenía.

Era uno de los celulares Nokia, indestructibles y tan viejos como los dinosaurios. La única razón por la cual ya no funcionaba era porque mi abuelo le había sacado la pila para limpiarla y la había extraviado.

-De nada, Emmy.-sonrieron ellos.

(Tyler en Multimedia)

Mis seis hermanos y yo (Sin editar)® [MSHYY #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora