La comida...

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Cuando llegué a su casa, en un barrio cerca de la preparatoria, lo primero que noté fue una foto familiar: Él, su esposa y sus dos hijos. Los niños tendrían casi mi edad. La decepción me llegó de inmediato, me sentí bobo por creer que un hombre casado y de su edad se podría fijar en un niño como yo.

Creo que notó mi tristeza y trató de consolarme. No dijo una sola palabra, solo me tomó de la mano y me guió al comedor, fue a la cocina y regresó con dos platos de comida.

- Lo preparé especialmente para ti, me dijo.

Los nervios volvieron, me sentí halagado. Mientras comía los espaguetis me temblaban las manos, coger el tenedor era difícil, si mal no recuerdo lo boté dos veces.

La charla fue tranquila, me pregunto por mi familia y mi vida, ahora que lo pienso siempre esquivó mis preguntas sobre su esposa. Me preguntó por mis aspiraciones futuras.

Por alguna razón, me pregunto si tenía novia: Obvio no, a veces me pregunto si en verdad me gustan las niñas, le dije.

No me arrepiento de nada...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora