Final.

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Me vestí en cuestión de segundos, le di un beso de despedida y salí corriendo para mi casa.

Por primera vez entendí lo que decían todo el tiempo mis amigas malditos hombres, solo quieren sexo, Manuel nunca me volvió hablar, en frente de todo el mundo dijo que ya no era necesario tener monitor. Lloré en mi cuarto cada noche durante una semana, en ese momento me sentí usado...

Hoy, a mis 22 años, reafirmo que no me arrepiento de lo que hice, en su momento sentí melancolía, la misma de la que hablaban mis amigos cuando terminaban con sus novias.

Pero no guardo rencor; aprendí mucho de esa experiencia porque la disfrute. Antes de que pasara, soñé con ese momento que podía pasar y pasó.

A *Abraham le agradezco porque gracias a él y a mis posteriores experiencias con mujeres, comprendí que era gay, que a las mujeres las respetaba pero no deseaba...

No me arrepiento de nada...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora