Capítulo 5

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Capítulo 5

    Mientras Adam se había reencontrado con su amor de la infancia, Andrew se desvanecía y se derrumbaba ante sus anhelos. Desechando la posibilidad de querer volver a enamorarse otra vez, mientras tildaba en su diccionario la palabra "Amar"... y empezaba a generalizar que todas las mujeres eran iguales a Abigail. Sin hacerle imaginar que la vida misma le haría amar en el futuro a alguien que ni siquiera él mismo esperaba. Y que a causa de aquella mentira que se formaría en medio de ellos, la odiaría con todo su ser. Sin antes detenerse a pensar en lo que en realidad hacía.



      Ella era una inocente más de esta sociedad vacía y con tantos prejuicios, en la que habían nacido. Donde la balanza de lo que tienes o dejaste de tener mide lo que vales.



— ¿En qué piensas?— le preguntó Sarah a Keyra al verla pensativa, mientras veía aquel vestido que usaría en el baile de bienvenida de Adam que se llevaría en casa de sus abuelos maternos.

— Va a ser nuestro primer baile...Un baile de verdad...Y estaba pensando en nuestro padre. Me hubiese gustado compartir este instante con él...

— Yo también lo extraño...Pero no me entristezco porque sé que si él supiera lo felices que estamos en casa de su cuñado. Su mejor amigo...Él estaría feliz. No estamos solas...A diferencia del futuro que nos tocaría con tía Margot, quien siempre se acuerda de nosotras con una carta fría.

— Tía Margot... Si en verdad le importara nuestro futuro. A veces quisiese saber la verdad sobre el testamento que ella se negó hacernos llegar. Cuando sea mayor exigiré verlo...Es nuestro derecho.



     Sarah sonrió, mientras su hermana guardaba aquel hermoso vestido. Sonrió imaginándose en aquel baile, su primer baile, y a todos los jóvenes que quedarían encantados al verla.



— Voy a contarte lo que estoy pensando en este momento...Y no me interrumpas— sonrió con cierta picardía—. Serás una de las señoritas más hermosa en la casa de la familia Wilson. Y he de presumir que no habrá joven que no desee que le concedas una pieza. ¡Todos querrán bailar contigo!— hizo una mueca graciosa_. Y yo tendré que elegir posteriormente cuál de los pretendientes es el candidato indicado para ti... ¡Será un duro trabajo!

— ¡Sarah!

— Solo he dicho la verdad...



     Posteriormente apagó su vela y se acostó, dejando a su hermana mayor con tantos pensamientos. Era obvio que a su edad pensara en conocer a un joven y posteriormente comprometerse. A diferencia de Keyra, ella guardaba en su corazón ese sueño. Y tenía la ilusión que su hermana también encontrara a ese ser especial que la hiciera feliz.



     Sin embargo, para Keyra la vida era aún más distinta. No era como la visualizaba su hermana menor. Respiró profundamente, ante de guarda su vestido, pensando en las palabras de su hermana. ¡Qué manera tan ingenua tenía para ver la vida!



     En la oscuridad de su habitación, tras los últimos rayitos de luz que ofrecían su vela, Keyra guardó su vestido en su closet. Deseó leer un libro, pero observó lo absurdo que sería hacerlo. Su vela no duraría lo suficiente, por lo que se resignó a dormir sin pensarlo tanto.



     Andrew, mientras tanto, caminaba en aquellas calles de Londres. Se había transformado en un hombre frío y solitario. Vagaba de noche para apagar el dolor que arrancaba cada vez más su alma. Para callarlo para siempre. Pero lo que conseguía era volverme más frío e insensible. Sin deseos de ver que actuaba mal. Que la vida no era como la veía. Había inocentes cuyas vidas habían cambiado y no por eso dejaban que la amargura apagase su felicidad. Ni cambiase su manera de ver la vida.



       Algo que tarde aprendería....Tarde...Y de una dura manera.



      Siempre al regresar a su casa, lo hacía después de las tres de la mañana. Se encerraba en su habitación. Sin deseos de ser interrumpido por alguno de su servidumbre, para ver si había llegado bien. La arrogancia ahora se había convertido en su amiga, como la soledad y el vacío que ella causaba en su alma.

Marchándose sin decir adiós (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora