CAPITULO 14

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Cap. 14

Madison trabajó la primera parte del día sintiéndose extrañamente liberada; estaba feliz y no lo podía ocultar. Para el medio día cuando recogía sus llaves y su móvil, alguien tocó a su puerta y ella autorizó

- hola hermosa – era Spencer que entró y cerró la puerta, se le acercó y la tomó entre sus brazos para luego besarla intensamente, luego se apartó, solo un poco – cielo, tus abogados recomiendan que por ahora, no salgamos juntos; sin contar con lo ocurrido en el restaurante el miércoles en la noche, cosa que esperamos que no trascienda; quieren que nos mantengamos en oculto hasta que termine el juicio contra Stuart y los otros

- creo que tienen razón, debo acogerme a lo que ellos digan – se quedó viéndolo a la espera de que le propusiera algo que solucionara el inconveniente – ¿y...? ¿Qué propones? – él sonrió estrechándola más fuerte

- no sabes cuánto agradezco tu cambio de actitud ¿Qué te parece si nos perdemos del mundo entero y pasamos estos días los dos ahí arriba en el pent-house?

- es una excelente idea – luego recordó al cachorro – oye espera ¿y Scott?

- deja que Celine se encargue, nos merecemos un tiempo juntos sin la incertidumbre de lo que ocurrirá al finalizar nuestro encuentro

- está bien, tienes razón; tendré que decirle a Celine que me traiga más ropa; no puedo pasármela solo con esto

- me haré cargo de eso también – dijo, luego le entregó una tarjeta con cinta magnética – es la de Doug, como se fue de viaje no la usará, es para usar el elevador privado sin restricciones, el código para el piso de la presidencia es 343230 y para el pent-house es 23102015

- ¿desde cuándo es ese el código? – equivalía a la fecha de ese día

- lo acabo de cambiar – aceptó sonriente – espérame allí, debo encargarme de algo – se dieron un beso y luego Spencer salió delante de ella y unos minutos después ella fue al ascensor privado tomando dirección al pent-house.

40 minutos más tarde, Spencer se reunió con ella, llevando comida para los dos que luego disfrutaron con calma; por solicitud de Spencer, Casares le dio la tarde libre a la chica, que por esa vez, no puso objeción.

El fin de semana transcurría sin contratiempos; Spencer y Madison no habían sido más felices que en esos momentos; Spencer pidió varias prendas de una reconocida marca, para Madison; la joven puso mil y una objeciones pero al final él logró imponerse.

Para el domingo en la tarde, se encontraban los dos en la terraza externa, recostados en un diván, ella en los brazos de él; cuando Spencer recibió una llamada, se levantó con sobresalto al ver de quien se trataba y entró para responder; Madison se sintió incómoda, claramente habían cosas que él le seguía ocultando; intento comprenderlo pensando que él seguramente manejaba casos de gente demasiado importante. Poco a poco se fue relajando y decidió que confiaría en su ángel, él sabía lo que hacía.

Spencer regresó a su lado algo serio; ella lo notó y lo abrazó por la cintura con el deseo de darle confianza

- cielo, me gustaría hablar algo contigo; sé que sabes que estoy enterado de lo que fue tu entrevista con Doug y Dave; pero fue más la curiosidad que despertaron tus palabras que la información que diste; me refiero a la parte que concierne a tu familia

- ese es uno de mis traumas – dijo ella después de un largo suspiro – mi padre no fue un santo, pero era un buen hombre, lo amaba y él a mí; me dijo que había amado a mi madre y le creí, pero era muy poco lo que podía decirme de ella; cuando tenía seis años, él se casó con una mujer de carácter fuerte; había sido nuestra vecina durante casi 4 años y de repente resultaron supuestamente enamorados; meses después de la boda, nació el primer hijo de ellos, aun a mi corta edad lo sentí lejano, no lo consideré mi hermano; desde ese momento, siento que mi... la mujer esa, me odio; creo que mi padre también sospechaba algo ya que no era mucho lo que compartía con el bebé, a veces se le quedaba viendo de manera extraña; un par de años después, ella volvió a embarazarse, y nació una niña; yo pensaba de mi misma que era mala porque esa bebita tampoco me inspiraba nada, solo un cariño natural, lo que se siente por cualquier inocente bebé que ves por ahí

MI PERFECTO EXTRAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora