Capitulo 3

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Las cosas entre Malia y su madre habían empeorado bastante desde que la descubrieron, su padre sin embargo no le había dado importancia, pero era lo normal en él, todo lo que tuviera que ver con la familia estaba de más, ya estaba su mujer para encargarse de ello.

Malia no le había contestado mal en ningún momento a su madre, no había abierto la boca desde que llegó la otra noche porque a pesar de que esta vida no le gusta respeta mucho a su madre y sabe que no puede pelearse con ella, es una de las únicas tres personas que tiene en su vida, pero sentía que cada vez estaba más cerca de explotar, su madre le había quitado la música y todo lo que pudiera ser un entretenimiento de su habitación y había puesto una encargada que cada diez minutos se aseguraba de que seguía en su habitación y que estaba estudiando.

Durante estos días en los que había estado más encerrada de lo habitual le habían escogido hasta la carrera para la que se prepararía. Empresariales, como no, tendría que continuar con la tradición familiar, sus padres se lo estaban tomando tan enserio que incluso habían organizado una cena para que Malia conociera gente importante de ese mundo, en este tema su padre si se quiso involucrar ya que era de su negocio de lo que se estaba tratando.

Por otro lado Luke seguía esperando cada noche ver que aquel balcón se volviera a abrir, pero sabia en el fondo que eso no iba a pasar, además su tiempo de espera se había visto recortado ya que ahora no se encargaba solo de limpiar la piscina. La señora Edwards en una de sus habituales rabietas con el servicio había despedido a uno de los encargados de la casa y como no tenía tiempo de buscar a otra persona le encargo a Luke ese trabajo, en el que cobrearía más y pensaba, tontamente, que tendría opción a ver con frecuencia a Malia.

Su primer evento importante en su nuevo puesto estaba listo y perfecto, ya solo faltaban los invitados. Todo el personal se puso en fila mientras Nancy les iba dando instrucciones de cómo actuar durante la noche, pero Luke no pudo seguir prestando atención cuando vio que Malia bajaba las escaleras, después de más de una semana sin verla, ni siquiera parecía ella. Llevaba el pelo recogido, estaba maquillada y vestía un elegante vestido con unos altos tacones. A pesar de que él nunca la había visto sonreír, sabía perfectamente que estaba mal, estaba seria como de costumbre, pero sus ojos dejaban ver la pena que sentía. Normalmente todas las noches que la había visto también estaba seria, pero sus ojos dejaban ver la esperanza de que iba a ser libre durante una hora.

-Genial, al final me has hecho caso.-Nancy había cortado la conversación con el servicio al notar la presencia de su hija.- Solo te pido algo muy sencillo para esta noche, tienes que ser lo más amable posible con Trevor.

-¿Quién es Trevor?-la voz denotaba la pena de su interior.

-Es el hijo de uno de los posibles socios más importantes que tu padre podría conseguir, ¿comprendes lo que te estoy pidiendo?

Claro que lo había entendido, su madre no le pedía que se acostara con él ni mucho menos, ella no era así, pero si era del tipo de madre que le estaba pidiendo a su hija que coqueteara con un desconocido para llegar a tener una relación o al menos que él tuviera un gran interés en ella para que sus padres se asociaran.

-Sí, madre.

No iba a llorar, ahora no, a pesar de que era lo que más deseaba, se marchó al salón donde la mesa estaba ya preparada y tomó asiento donde el cartelito con su nombre estaba puesto junto al de Trevor. Ni siquiera se percató de la presencia de Luke que llevaba observándola desde que había pisado el primer escalón que la llevó a la planta baja.

Los invitados llegaron, eran muchísimos, pero Trevor destacaba, se le notaba que le gustaba cuidarse y que iba bastante sobrado consigo mismo. En cuanto vio a Malia se le notó en la cara lo que quería, había capturado una presa fácil y aun no sabía lo fácil que lo tendría dadas las órdenes que había recibido Malia.

Durante la cena se habló solo de negocios y de que Malia estaba preparándose para empezar su carrera de empresariales, lo que le interesó mucho al padre de Trevor. Por otra parte Trevor se dedicaba a contarle a Malia sus rutinas de ejercicio y anécdotas que había vivido estando de fiesta con sus amigos. Ella se limitaba a callarse y escuchar. Deseando en el fondo poder contar sus propias historias algún día, aunque ahora dudaba mucho que eso pudiera pasar en algún momento. Su madre estaba planeando su futuro después de haber terminado con todo lo anterior.

Todo acabo exitosamente para los Edwards, excepto para la más joven de la familia, que había aceptado quedar con Trevor en una semana, cuando éste volviera de un viaje de negocios al que iría con su padre, el nuevo socio del señor Edwards.

-Esta noche has hecho que me sienta orgullosa de ti.-le dijo su madre cuando todos se habían ido.

-Me alegro.-contestó ella mientras subía descalza las escaleras en dirección a su cuarto.

En cuanto cerró la puerta las lágrimas salieron solas, lanzó los zapatos lejos y se dejo caer frente al espejo mientras se deshacía el recogido y se limpiaba todo el maquillaje de la cara como podía.

Nunca se había sentido tan mal, se sentía usada y que no valía nada. Un simple peón que nunca podría hacer nada de lo que realmente quisiera.

Rápidamente dejo de llorar al oír que algo golpeaba en la puerta del balcón, pensó que había sido su imaginación, pero enseguida lo volvió a oír. En un arrebato de curiosidad se levantó y torpemente fue hacia la puerta, se pensó un momento si abrir o no, pero al final abrió, no tenía nada que perder.

Vio que era el aun misterioso chico que limpiaba la piscina, el chico del que cada noche se imaginaba una posible vida cuando atravesaba los muros de la gran casa, al que decidió darle las buenas noches cuando volvía ya que quizá él no quería que inventaran sus posibles vidas aleatoriamente.

Intentó volver a cerrar la puerta en cuanto lo vio, no quería que la viera así, despeinada, con el maquillaje corrido por la cara y llorando, siempre era fuerte ante los ojos de todos, lo que no sabía es que Luke no la veía como los demás y que sabía perfectamente que lo estaba pasando mal, que no podía seguir siendo fuerte.

-Espera por favor.

-No, déjame.-contestó ella haciendo fuerza para cerrar.

-Te traigo algo.

Entonces no hizo más fuerza y dejo que la puerta se abriera por completo.

-No te he pedido nada.-añadió intentando limpiarse el maquillaje de los ojos a ciegas.

-Lo sé, pero pené que esto te gustaría, he oído que tu madre te ha quitado la música.-dijo sacando un MP4 de su bolsillo.

Se lo ofreció y tras observar el pequeño reproductor lo miró a los ojos por primera vez desde que se habían conocido. 

-No puedo aceptarlo.-dijo empujando suavemente su mano lejos de ella.

-No he preguntado si querías o no.-contestó agarrándole la muñeca y dejando el pequeño objeto en la palma de su mano que después cerró él mismo.

-¿Porque lo haces?

-No tengo muy clara la respuesta a esa pregunta, aun estoy pensándolo, pero ya sabes es una de esas cosas que si sientes que tienes que hacerlas las hacer y punto.

-Gracias...- entonces se dio cuenta de que ni siquiera sabía el nombre del chico, pero Luke fue capaz de leerle la mente.

-Luke.- contestó sonriente.

-Gracias, Luke.-dijo con una pequeña sonrisa en los labios.

-Deberías sonreír más, te queda muy bien.-esto hizo que la sonrisa de Malia aumentara.- Antes de irme te avisare de que el reproductor es mío y que por tanto lleva mi música, pero a mí también me gusta All Time Low, así que al menos algo de lo que oigas te gustara seguro.

Sin añadir nada más se encaramo a la rama del árbol ante la atenta mirada de Malia y bajó de vuelta al trabajo, esperando que su ausencia no se hubiera notado. Malia se quedó unos minutos más en el balcón observando su nueva posesión y comenzando a crear una nueva posible vida para el chico aun desconocido, pero que tenia nombre, Luke.

Amnesia  ·Luke Hemmings·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora