Cielo E Infierno [RiRen«Infrarrojo»] - P A U S A D A

Protector

[Parte 1]
Hay lenguaje explícito, quedan advertidos.
Disfrútenlo uwu.

—Sí algún día vienes a buscarme,
Necesitando un amigo,
Un compañero,
Un protector—

—N A R R A D O R—

Siempre la misma rutina, todos los días el sol salía y se asomaba en las grandes colinas, su calor llenaba el bosque de energía y todas las manadas iniciaban el día.

Una y otra vez, siempre repitiendo las mismas cosas, nunca viendo más allá. Pero un día en específico, cambiaría todo.

Si decían que los vampiros y los licántropos no podían estar juntos, estaban totalmente errados.

Nuestro protagonista, Eren Jaeger, con casi 5 meses de edad, aún en su forma lobuna, estaba junto a su hermano Zeke Jeager, con un año de edad.

Ambos hermanos, criados en una misma manada, siendo tan cercanos y a la vez lejanos, aún sin saberlo. Zeke sospechaba de "eso", sus padres trataban diferente a Eren, siempre lo complacían y lo amaban mucho, él creía que era por ser aún un cachorro de lobo.

Pero él, muy en el fondo, sabía que no era así. Sabía que no era lo mismo, sus padres, al menos su madre, nunca le había demostrado amor, y menos con Eren en camino, ni cuando nació.

Toda la manada, siempre lo culpaba de cosas que él aún no debía enterarse. Cosas qué él nunca sabría, según el alfa, quién encubrió todo rastro de su padre verdadero.

Y Eren, siendo tan joven, aún no entendía por qué el maltrato hacia su hermano. A pesar de ser el lobo más jóven de la manada, podía oler, escuchar, sentir y ver todo como un lobo adulto. Cosa que sorprendió a muchos, incluído su padre, que pensaba que era un alfa.

Los licántropos no podían saber su categoría hasta cumplir la mayoría de edad, qué, en ese tiempo eran al cumplir las
15 lunas. (15 Años)

Zeke, era el próximo líder de la manada, o eso pensaba, ya que era el "mayor" si se podría llamar así. Y Eren, siendo el segundo, llegaría a ser el representante, el que se encargaba de la manada y sus problemas.

Eren era felíz al lado de su hermano, y Zeke era felíz al lado de Eren, ambos eran muy unidos, ambos se amaban, pero no era un amor de algo más, era un amor puro y sincero de hermanos. Y eso sería la perdición de Zeke.

±.–±–.±

Zeke y Eren, ambos cachorros de licántropo paseaban por el bosque, eran juguetones, curiosos y una que otras veces, irritantes.

Les gustaba jugar a cazar ratones o perseguir cualquier animal vivo que se moviese, simpre y cuando no fuese lejos del territorio.

—Miren eso, volvió el bastardo–. Comentó un beta, de la misma edad que Zeke, pero más fuerte y rudo que él.

Zeke no se dejaba intimidar, al menos no por los de su misma edad. No quería sentir debilidad ante nadie, eso le había enseñado su padre.

—¿Qué es lo quieres, Reiner?–. El lobo gris, sólo pudo erguirse más, intentando que el otro lobo mostrara algo de respeto.

Pero sólo hincó a que se riera en su cara.

—¿Crees que serás el futuro líder, bastardo? Pues, estás muy equivocado–. El rubio sonrió con malisia y descaro. Y su sonrisa se ensanchó aún más, cuando vió a un pequeño lobo blanco merodeando la zona aún sin percatarse del abuso a su hermano mayor.

—Mira eso Berth, ¿Seguro que él tampoco es un bastardo más?–. Habló casi en risas con su compañero –¿Estamos seguros de que verdaderamente el líder no fué un perro y fué en busca de más zorras?–. Y eso, fué la gota que derramó el vaso.

Zeke, tomando su forma de lobo gris, de un movimiento rápido y calculado, saltó hacia Reiner, que contuvo la respiración y la risa se le quitó del rostro al ver que tenía un lobo encima intentando morder su rostro.

Eren se había dado cuenta del asunto, y rapidamente intentó correr de vuelta hacia la manada, asustado. Siempre los habían molestado, pero nunca habían llegado al extremo de pelear en su forma lobuna.

No hasta aquél momento.

—¡Ve trás él idiota!–. Se escuchó un grito, proveniente del rubio dirigido a su amigo, Bertholt.

El pelinegro asintió con la misma ira de su compañero rubio. Entonces se transformó en un lobo grisáceo oscuro, y fué tras el cachorro, fué tras Eren.

Lo que no sabía, era que no estaba solo.

–Continuación...

En unos minutos.