Eren Jeager

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Ahre, este capítulo será un poco corto.
Lenguaje explícito y escenas fuertes.
Se recomienda discreción.

N A R R A D O R—

Y cuando el lobo blanco de la luna
Aclame su perdón
Recordará al único ser de la tierra
Que hizo todo esto posible.

Y, el mismo suceso comenzó. Al igual que el nacimiento de su hermano.
Las nubes taparon la luna, estaba nublado y el frío calaba los huesos de cualquier persona normal.

Y, otra vez, la omega real comenzó la labor de parto. El padre, el alfa Grisha Jeager estaba ahí, con la partera, Melissa.

Toda la manada estaba protegiendo el perímetro con la llegada del nuevo bebé y futuro líder.

Toda la manada estaba emocionada, todos excepto un cachorro lobo de color grisaseo opaco, quién gruñia a los grandes lobos que estaban siendo molestia, según él.

El cachorro, con nombre Zeke, era el olvidado de la manada, el bastardo impostor, como solían llamarle los betas.

Nadie de la manada lo quería, por eso lo ignoraban y gruñian en advertencia. Nadie lo quería, nadie querría al hijo de un impostor.

Zeke aún no entendía porque tal desagrado que generó en todos sus integrantes, se suponía que era hijo del líder...

¿Entonces, por qué?

Zeke se transformó en un niño, y se dirigió donde estaba su "padre".

Grisha, que estaba nervioso e inquieto, miraba con preocupación la puerta improvisada de lianas donde se encontraba su esposa, la madre de su futuro primogénito y la partera.

Todo estaba normal, o bueno eso gritaba la partera, que todo estaría bien. De repente, el alfa sintió un suave jalón en sus pelos marrones claros. Vió abajo y fijó sus amarillentos ojos en los azules del niño.

El niño estaba con sus ojitos lagrimeando, estaba asustado, tenía miedo de que su hermanito sufriera los mismos abusos de los mayores que él sufría. Tenia miedo y Grisha lo olio, olió el miedo que estaba impregnado en él niño.

El alfa se conmovió, el alfa era el único en la manada que amaba al pequeño, nisiquiera su madre lo quería, la loba lo odiaba, lo aborrecia. El alfa se acercó a él y con su gran hocico olió el cuello del niño, quién sonrió por las cosquillas que el alfa le brindaba.

Siguieron así hasta que, se escuchó un llanto algo fuerte de un pequeño lobo. Un llanto duro y agudo. El alfa sintió orgullo de que su hijo había nacido, su primogénito ya estaba con ellos.

Pero, de pronto, algo pasó.

Se mostró la luna roja. Las nubes que tapaban la luna no estaban, mostrando la luna roja  y una fuerte brisa con olor a sangre llenó por completo el bosque.

Grisha palideció. No podía ser cierto, la leyenda era cierta.

Cuando la luna este en todo su esplendor
El cielo se vendrá abajo y la tierra se moverá causando fuertes pisadas.
Entonces, dos razas se unirán para acabar con el dolor, martirio y muerte que causará el odio y sed de venganza
Y como la tradición dicta, un alfa y un omega se unirán en alma y vida
Para traer consigo la calma y sosiego que beneficiará a ambas manadas cegadas de violencia y frialdad.
El fruto de aquél matrimonio, terminará aquella guerra de hambre
Y la tranquilidad reinará una vez más en un día tormentoso.
Todo, para que, por fin, dos grandes manadas sean mostradas como la gloria y su poder no tenga fin austero.

Esas palabras llenaron por completo la mente del alfa. El gruñido de alerta de sus betas hicieron que recordara la ensoñación que presentaba. Estaba soñando despierto.

El pequeño niño, se transformó en Lobezno con sus orejas arriba, señal de alerta. Su suave piel llena de pelos grises se movía al compás de la brisa. Su cola se movía de un lado a otro, señal de felicidad. Miraba fijamente a la partera, que en sus brazos llevaba un vulto enrollado en mantas celestes, y un cachorro maullando de hambre.

Pequeños gemidos salían del pequeño cachorro. Y su padre, se acercó en su forma de lobo para no asustar al cachorro al igual que su hermano que, al verlo, su lobo se removió, conmovido y...ternura.

Zeke era un alfa, pero no era el hijo legítimo del alfa de la manada, por lo que, no sería el líder. En cambio, Eren, que era hijo legítimo, seguiría con la dinastía.

Grisha creía que sería un alfa, su hijo se convertiría en alfa y lideraria a la manada Vilcras.

La manada de los licántropos.

Y, como su nombre lo dicta. Su padre lo llamó Eren, Santo,  Jeager, cazador.

Y así, nació una leyenda.

El santo cazador, ha regresado.

El hijo de la luna.

Cielo E Infierno [RiRen«Infrarrojo»] - P A U S A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora