Cuando las luces se apagan

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Leer nota final

-¿Eren?-. Se escuchó un triste sonido, un susurro apagado y un sollozo agudo que le apretó la garganta.

No sabía si estaba en un sueño, o en un mundo diferente a todo lo que conocía por el panorama de paredes de interminable color blanco.

Se quedó sin aire por un segundo, sin embargo, avanzó hasta que el interminable túnel se convirtió en una habitación oscura, frívola y carente de emociones positivas. Estaba encerrado solo y sentía la necesidad de cerrar los ojos para evitar caer en un vacío profundo de recuerdos dolorosos.

Grave error.

-E...r...e...n-. Las palabras se arrastraban en sollozos cada vez más intensos. Los llamados y suplicas de una voz tan familiar hizo que mi piel se pusiera de gallina. Sin poder evitarlo, lágrimas bajaban por mis mejillas, sin poder contener el llanto, sin saber la verdadera razón de aquella tristeza, simplemente me dejó llevar.

~Aterrado por el poco sentido de lo que estaba experimentando, comencé a correr y a jadear más fuerte, buscando la fuente de aquél llamado.

Corrí sin detenerme, tenía sudor en la frente y en el pecho, sentía que se me cortaba la respiración mientras mis ojos picaban y lagrimeaban de tristeza. No sabía que pasaba, no sabía que más hacer.

《¿Qué es esto?》

《¿Por qué estoy aquí?》

Nada tenía sentido, nada de lo que trataba de hacer calmaba su ansiedad. Su respiración se volvía cada vez más errática, entrecortada; jadeaba intentando respirar, por conseguir un poco de aire para llenar sus pulmones, el miedo nublaba su visión, y lágrimas amargas no tardaron en aparecer. Ese sentimiento de alerta, de extrema tristeza, de angustia, esa opresión en el pecho, los nervios, ese ataque de impotencia en el cual quisieras gritar sin piedad pero al final resulta ser solo un inaudible chillido al final del camino.

Todo lo que al moreno le importaba era hallar esa melodía, ese ser que tanto anhelaba escuchar su voz.

Te amo mucho hijo mío-.

.

.

.

Despertó de golpe, jadeante, con lágrimas en sus ojos y un dolor punzante en la garganta, en el pecho; su corazón latía apresurado, su cuerpo temblaba levemente, no podía tranquilizar sus fuertes emociones humanas. El dolor lo oprimía hasta el punto de retorcerse en su cómodo lugar, enroscándose y tomando con fuerza las sabanas, haciéndose un ovillo en las mantas.

Una sensación se hacia presente en su alma, en su subconsciente.

Manada

Manada

—¡T-tengo que ir!–. Susurró, sin esperar respuesta de nada ni nadie, el joven de castaños cabellos estaba listo para irse de allí. Se limpió las amargas lágrimas con sus mangas, y se encaminó hacia la salida de aquella cabaña.

Había pasado solo su celo, y nadie estaba en aquella cabaña tan solitaria. Todos se habían marchado junto con el azabache.

Estaba más que enfadado, lo había encerrado en aquél lugar solo. No podía salir, no sabía cómo. Era un laberinto sin retorno; cada pared, cada puerta como lo llamaban ellos, los caras pálidas.

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2021 ⏰

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Cielo E Infierno [RiRen«Infrarrojo»] - P A U S A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora