Capítulo 3

4 0 0
                                    

Caminé delante de los otros y lo saludaba al pasar con cara amable, falsa. Sonreía constantemente sin siquiera sentir por que lo hacia. Me acerque a mi mejor amigo, mi compañero de pupitre, solía ser la persona que más me comprendía , y la que mas había dejado entrar a mi vida, pero no debajo de mis problemas, mis mentiras o las sombras que me acechaban y repetirán comentarios lastimeros. Tj, era de esas personas que decían la cosas a la cara sin importante cuanto dolerá, eso admiraba de el y de cierta forma en la mayoría de los casos retribuía. Yo por antes solía ser siempre honesta, horriblemente si me preguntan. Pero yo podía. vivir con ello, aunque irónicamente molestaba a los demás. Y ¿ahora? ¿Qué era yo? Una mentirosa, parte de la rebelión de los freks y las gordas, antes miraba mis piernas y se veían bastante flácidas y se veían algunos pelitos en ellas, mientras usaba mis tenis rojos color vino, las mire, lucían estilizadas y usaba unos zapatos entre sandalias y zapatos altos elegantes, antes no era gorda era más bien lo que se llama gordibuena así que pertenecía a ambos grupos atacados por Reina. No se quién, pero un rumor se corrió por todos lados y se rebajó de ser la reina a una simple chica fácil.

Tj estaba recargado en uno de los casilleros escuchando punk rock, desde que me coloque a unos pasos de el pide es luchar los gritos que salían de su música. Me de recargue en su hombro y le quite un audífono. —Hola, Tj

El salto por el susto y al ver que sólo se trataba de mi soltó un suspiro, y regulo su respiracion —¡Paula! ¿Qué te pasa? Me diste tremendo susto.

Reí y mire a mi amigo, el día de hoy llevaba solo su camisa una cazadora y sus tenis que pasaban del azul y el gris por lo deslavados que estaban. El me hizo una mueca que yo respondí con un puchero, y ahora el fue el que rió ahora. —Solo quería pasar un rato con un amigo, ¿que hay de ti? ¿Algo para una amiga inmadura por ahí?

—Si, creo que aquí, tengo algo –él me enseño el dedo del corazón y me hice la ofendida, aunque sabia que solo era una simple broma. Reí y lo abrace lo mas fuerte que pude casi hasta que dañarlo sin aire, el comenzó a tocer y solté un poco mi agarre –tú amor me asfixia.

—Chst, mi amor es hermoroso y te callas.

—¿Cómo puedo rebatir eso?

Ambos reímos y alguien me atrapo por la espalda y me pego a su fuerte pecho, reí porque me taparon los ojos y —¿Quien es?–susurro, yo ya sabia perfectamente quien era.

—¿El maestro de matemáticas?

—No

—Mmm...¿eres el chico de la mañana que pidió mi número?

—¡¿Te pidieron tu número en la mañana?!

—No, pero fue muy gracioso decirlo– Juan me beso y sonreí sobre sus labios, hasta que recordé que mi amigo seguía a mi ladldntonces baje la cabeza apenada, mi novio se rió y mi amigo se revolvió incómodo sobre su lugar h hablo —Nos vemos después Paula, pasare por tu casa ¿Está bien?

—Sí, esta bien, te veo mas tarde– el se fue cabizbajo, mientras mi novio recuperaba otra vez mi atención con un suave beso sobre mis labios, en el poco tiempo que llevábamos juntos lo quería mucho, bastante a decir verdad, me daba cierto miedo que el supiera en todo lo que estaba metida por que dejaría de amarme. Yo lo había rodeado de comprensión y cariño, cosa que Regina jamas hizo, y eso lo atrapo de mi, que yo todavía era humana, pero como dije era, es un adjetivo muy concreto y en pasado.

—Tenemos que ir a clases— musite entre besos, el me dio un casto beso en la frente y se fue camino a matemáticas —Adios.

Fui hacia mi casillero para sacar mi libro de historia universal, 2305, ingrese la contraseña y este se trabo un poco pero conseguí abrirlo con un poco de fuerza y una nota callo al suelo "Oh no" pensé, cada vez que llegaban tenia miedo de perderlo todo, siempre, temía ser como ella de esta manera, jamás. La levante y abrí para leerla.

"Que no se te suba la fama a la cabeza marioneta.
Atte. El tiritero"

El miedo me penetró constantemente me mandaban pequeñas notas para recordarme como debía de actuar, quizás para decirme que era creación suya, o solo para que quedara claro que ellos tenían el control sobre mi, como una marioneta, como un actor interpretando un papel, como un doble quizás, reemplazable. Guarde la nota en mi bolsillo y seguí caminando por el pasillo como si mi sangre no se me hubiese quedado congelada, jugaba con algunos mechones de mi castaño algo naranja cabello, y miraba a mis espaldas con nerviosismo, los desconocidos me daban mucho miedo, yo era solo un peón o mejor dicho un caballo podía avanzar extrañamente y comer pero no podía saltar a otras fichas en el tablero, y podía ser devorada por todos. Fui a mi clase e hice lo que desde hace tiempo me pasaba fingí que nada me importaba. Fingí que todo estaba bien.

Nota del autor.
Se que este capítulo fue muy corto y espero que me perdonen he estado actualizando otras historias, pero nada más era para que supieran un poco de Paula ¿que piensan de ella?
Bueno adiós aterradores Elmos.

Algo como ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora