Hielo

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Serena

No me dio tiempo ni a gritar. Una gruesa grieta se abrió justo debajo de mis pies y la placa de hielo que pisaba se quebró en dos, hundiéndome en esa agua congelada junto con los trozos que se habían roto.

―¡Serena! ―grito, mientras yo trataba de sostenerme de la capa de hielo pero mientras me sujetaba se volvia a romper, mi cuerpo empezaba a sentir las convulsiones del frio, ya no podía moverme porque me dolia el cuerpo, vi a darien correr hacia una rama de un árbol que había cerca, lo agarro y lanzo una punto donde estaba.

―¡Serena, coge la rama! ―grito, con nerviosismo. Logre salir a la superficie, porque ya me estaba hundiendo tire la caja en el hielo, y volví a hundirme, agite los brazos sin parar

―¡Darién! ―chille, intentando salir a la superficie para tomar aire.

―¡Coge la rama! Me gritaba desesperado

Consigue agarrarla, pero mis movimientos se volvieron más lentos y torpes, señal de que el frío gélido ya estaba haciéndome efecto, y justo cuando me estaba sacándome del agujero, la rama se me escapó de la mano, hundiéndome de nuevo en el agua, aunque me sujete con los dedos en el propio hielo y no llegue a sumergirme del todo.

―¡Dios, Serena, coge la rama! ―repitio, neurótico perdido.

―No... pppuuuedo ―murmure, cansada y helada.

―¡Claro que puedes, preciosa! ¡Vamos, princesa, cógela!

Me llamo preciosa, princesa, esas palabras hicieron un efecto en mi saque fuerzas y logre sujetarme de la rama con una mano.

―¡Sí, así, muy bien, cielo! ¡Agárrala todo lo fuerte que puedas!, me animaba nervioso, y yo con mis dedos llenos de convulsiones logre sujetarme, Darien empezó a jalr despacio,porque si lo hacía demasiado deprisa o con mucha fuerza, la placa podía volver a romperse y me caería en el agua de nuevo, lo cual iba a ser catastrófico, ya que sufría una fuerte hipotermia y estaba agotada, ya no podría salir a la superficie.

―Aguanta, princesa ―me dijo mientras me sacaba, para calmarme, mi cuerpo salió del agujero y seguío tirando con suavidad, acercándome hacia el.

-Laa Rooosssaa ―dije, estirándome para coger la caja.

―¡No, vamos, Vamos! ―me regaño, frenético.

Logre alcanzarla, la arrastre hacia mi cuerpo a duras penas y la cogi, apretándola contra mi pecho con mi mano temblorosa. Volvío a tirar, esta vez un poco más deprisa, y después de unos segundos llegue hasta él.

Dejo caer la rama y me cogío en brazos vertiginosamente para echar a correr de igual forma hacia la cueva.

―dddaarrriieeennn... ―susurre, llena de convulsiones, intentando aferrar mi mano que no podía quedarse quieta a su camiseta.

―Ya estoy aquí, princesa ―murmuro, apretándome contra su cuerpo con mimo a la vez que ya comenzaba a subir esos peldaños de piedra a toda velocidad. Giro la esquina y me puso en el suelo. mi mano apretaba la caja contra mi pecho con tanta fuerza que a él le costó un triunfo quitármela. Pero lo consiguió, así que la dejo junto a la mochila. Cuando me miro mis ojos se cerraban y mi cuerpo quería desplomarse para dormir un profundo y eterno sueño.

―¡Serena, escucha! ―me dijo, agarrando mi congelado y tembloroso rostro entre sus manos. Abrí los párpados y le miró con los ojos cansados―. No te duermas, ¿me oyes? Ante todo no cierres los ojos, me repetía

Asentí levemente, medio adormilada, y luche con mis párpados para que no se cerraran.

Darien

Tenía que hacer que entrase en calor con urgencia, así que lo primero era quitarle esa ropa mojada. Así lo hice, y con rapidez. Empecé por los plumas y continué con la camisa, abriéndola de un solo tirón, arrastrándosela hacia atrás para tirarla en el suelo, al lado del abrigo. La cogí en brazos de nuevo y la dejé sobre el saco con delicadeza, aunque con prisas, tumbada. Éste estaba junto a la hoguera, así que el calor llegaba hasta allí. Le quité las botas y los calcetines con precipitación y le desabroché el botón de los pantalones del mismo modo, tirando de ellos para sacárselos. Ella todavía parecía darse cuenta de las cosas y me ayudó, doblando sus temblorosas piernas para que pudiese quitárselos del todo. La alcé un poco para poder abrir el saco completamente y dejé el mismo extendido. Me senté en ese hueco, junto a ella, me descalcé con los propios pies y me quité la camiseta, arrojándolo todo al suelo. Después, me eché y llevé la tela superior del saco hacia nosotros para Taparnos, dejando la parte abierta de mi lado. Me puse de costado y la agarré por la cintura, ladeándola hacia mí y arrimándola contra mi cuerpo para que entrase en calor. Me dio un pequeño escalofrío al sentir ese frío, pero lo superé al instante. Su piel estaba helada y sus convulsiones eran bastante fuertes, aunque pareció notar el calor enseguida.

El Despertar De Sailor CosmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora