-¿Cómo que Roy? ¿Acaso conoces a este chico? -le preguntó Kristoff a James altamente sorprendido, jamás habría sospechado que pudiera haber alguna relación entre ellos.
-Sí, le conozco. Hace ya muchos años que no tenía noticias sobre él, éramos grandes amigos y nos criamos juntos en las Islas del Norte, pero... -comentaba el chico, que fue interrumpido por Shira.
-Pero entonces aparecí yo -dijo la morena- Sí, lo sé. Te alejé de él de manera inconsciente, supongo que no tendría más amigos.
-No digas eso, no creo que ese fuera el motivo por el que... -pero nuevamente interrumpieron a James, y esta vez era Hans.
-No es momento para ponerse a hablar de esas cosas -el pelirrojo dio un paso al frente y señaló con su dedo índice a la pequeña-. Esto es grave, tenemos a una niña completamente congelada y la propia Elsa ha dicho que no sabe nada del asunto.
La reina, por su parte, era incapaz de pronunciar ni una sola palabra sobre el tema, únicamente se había quedado contemplando a la menor y tratando de hallar una respuesta en su cabeza a la vez que el corazón le latía con mayor fuerza.
-Lo que está claro es que este no es el lugar adecuado para solucionar lo que está pasando -Anna chasqueó los dedos para avisar a Kai, que no se encontraba muy lejos-. Kai, por favor, lleva a los inesperados invitados a unos aposentos favorables para su recuperación, preferiblemente en habitaciones separadas.
Elsa abrió ligeramente sus ojos más de lo que ya estaban y dirigió la mirada hacia su hermana pequeña.
-Anna, ¿qué tienes pensado?
-Kristoff dice que el muchacho se ha desmayado, por lo que con un buen cuidado volverá a despertar -la princesa cogió del brazo a su hermana enferma con intención de ayudarla y se dirigió hacia el interior del castillo junto a los demás, mientras Elsa parecía estar asombrada frente a la muestra de responsabilidad que transmitía Anna-. Y en cuanto a la pequeña, habrá que tomarse un tiempo. El poco rato en el que yo permanecí congelada lo sentí como si estuviera dormida.
Y tras aquello, todos se metieron nuevamente en el castillo, siendo Olaf y Hoki los que más atrasados iban.
-Oye, ¿pero la que mandaba no era la otra? -le preguntó el muñeco ígneo al contrario.
Pocos minutos después, el barco que provenía de Corona llegaba al puerto, pero debido a los sucesos que acontecían dentro del castillo de Arendelle, nadie fue notificado de ello. Eugene caminaba por las amplias y casi vacías calles del reino junto a Maximus mientras Rapunzel recordaba con total precisión las partes donde Dragnor había causado graves daños.
-¿Sabes, Eugene? Es la tercera vez que venimos a Arendelle y cada vez que lo hacemos echo de menos a Cass, seguro que su ayuda ante estos casos habría sido fundamental. -comentó la princesa con algo de tristeza.
-Sí, he de reconocer que útil sí habría sido, pero bueno, espero que ya haya encontrado el destino ese que iba buscando -continuó el chico- Por cierto, ¿no crees que este reino se ha recuperado demasiado rápido?
-Bueno, a nosotros tampoco nos costó mucho recuperarnos, por suerte todo el mundo colaboró para arreglar los estropicios.
-¿Y no os parece agradable venir a Arendelle por una celebración sin que ocurra alguna desgracia? -volvió a insistir Eugene, dirigiéndose esta vez tanto a su mujer como a los dos animales acompañantes.
-No creo que nosotros seamos los más indicados para hablar de reinos donde no ocurren catástrofes. -respondió Rapunzel.
-¡Vamos! Hemos venido dos veces; la primera ocurrió lo que ocurrió con Elsa, y la segunda con Hans y esa babosa gigante. Ya va una catástrofe más, pero mientras no haya nieve...
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Frozen Souls.
FanfictionLa reina Elsa creyó haber abandonado todo el miedo y la maldad que albergaban sus poderes, pero... ¿y si lo único que consiguió fue un problema mayor? ¿Logrará acabar con su propia oscuridad? [Continuación de "El príncipe de fuego."]