Episodio 1. El DVD
Sábado por la mañana, suena la alarma del despertador, con mi mano busco apagarlo, cuando lo encuentro siento otra mano, Darwin también desde la parte de arriba de la litera buscaba apagarlo, sus dedos pasan entre los míos, empujando mi mano y apagando el despertador, me voltee a ver la pared, mientras escuchaba como bajaba de la litera Darwin. Aunque es más bajo en estatura que la mía prefiere la parte de arriba en vez de la de abajo, aunque yo, estoy cómodo en la cama de abajo, la luz no afecta tanto.
Darwin: Vamos Gumball es hora de levantarse. – Me descobijo y con sus dos mano sobre mi espalda empezó a empujarme.
Gumball: ¡¡Ya voy, Ya voy!! – Se sienta en mi cama, mientras se pone su ropa, yo duermo con una pijama de color azul claro, mientras él duerme solo con una trusa.
Nos vestimos y salimos de la habitación.
Darwin: Buenos días Anaís – Iba saliendo de su cuarto igual para desayunar, bajamos la escalera, mientras
Darwin: Gumball hay que ver una película –
Anaís: Si, una película –
Gumball: Bueno, desayunamos y vamos al videoclub. –
En sintonía los tres : ¡¡Buenos días mamá!! –
Mamá: Buenos días niños, ¿Que van a desayunar?
Los empezamos a sacar platos para desayunar cereal, otro buscaba el cereal y otro la leche, sentados en la cocina, pensando en que videos alquilar, serían tres, la nueva película “Cocodrilos en un tren”, “Esto no es una película de terror” y una de caricaturas para Anaís.
Terminamos de desayunar y nos dirigimos al videoclub, el cual se encuentra a unos minutos de casa, como 20 o 30 min., llegamos y firmamos con la tarjeta de la familia los “Watterson” y regresamos a casa, vimos al sargento “rosquilla” le decimos así porque esta gordo y solo lo encuentran si hay rosquillas cercas.
Dejamos a Anaís ver primero su película, durante eso hice mi tarea, lo bueno de que tu hermano valla en el mismo salón es que la tarea es más fácil, al terminar de hacerla, vimos la de “Esto no es una película de terror”.
Mamá: Chicos, primero comemos y luego si quieren siguen viendo sus películas. –
Los tres: Sí mamá. – Nos levantamos y fuimos a lavarnos las manos, regresamos a la cocina, donde nos esperaban tres platos con comida, durante la comida Darwin empujaba mis pies, sinceramente no sé porque, luego solo sentí su pierna sobre la mía, pero siempre nos hemos portado así de infantiles.
Terminamos de comer y decidimos ver la película de “Cocodrilos en un tren”, después de un tiempo viéndola y comiendo palomitas, se acabó y decidí bañarme, ya hace tiempo que no me bañaba.
Darwin: ¿Adonde vas Gumball? – Seguí subiendo la escaleras mientras le contestaba: Al bañarme – Como un amante del agua no tardo en decir
Darwin: ¿Puedo bañarme contigo? – Siempre hemos sido muy juntos hasta en este tipo de aspectos, así que solo seguí subiendo las escaleras, Darwin salió corriendo de la sala, para subir las escaleras e ir por su ropa para dormir.
Entramos al baño y comenzamos a desnudarnos, Darwin con prisa entro a mojarse con la regadera, luego pasé yo y me empecé a enjabonar, verlo jugar con el agua me hacía pensar en su felicidad, su alegría,
Gumball: Vamos tállame la espalda – Se levanto del suelo y estiro su mano para tomar la esponja, cerró la llave de la regadera, enjabono mi espalda primero y luego comenzó a tallarme, me sentía relajado, era como un masaje para mi cuerpo,
Darwin: Gumball, siéntate en el suelo que eres más alto – Me senté con las piernas cruzadas, - Pasa me el shampoo – Así lo hice, se hecho en las manos y comenzó a tallarme la cabeza,
Gumball: Gracias Darwin. – Sus manos me provocaban algo de sueño, bostecé, sentía mi cuerpo pesando, solo escuche como se sentaba atrás de mi, pero con las piernas estiradas, a lado de las mías las suyas, comenzó a pasar su mano por mi pecho, luego con la otra cercas de mi abdomen, junto sus manos y me abrazo,
Darwin: Eres como un felino, mi querido hermano – Me recosté sobre su pecho, y rei un poco jejeje
Gumball: Tu heres mi pequeño pez Darwin – Sentí el frio del suelo, me alce, poniendo mis manos en el suelo para darme un impulso, sentí como las manos de Darwin pasaban por mi movimiento sobre mis muslos, me puse algo nervioso, pero aun así volteé de tal forma que no me viera mi miembro, abrí la regadera y me enjuague, - Hay te dejo, no juegues mucho tiempo en el agua – Volteé a verlo solo girando un poco mi rostro, verlo con el agua pasar por sus ojos que me gritan no me obligues a salirme, regrese mi vista a lo que estaba haciendo y tomé la toalla, antes de secarme me pega en la nalga mojada, pegue un grito y solo cerro la puerta de la regadera, escuchaba su risa a más no poder.
Ya eran las 8 de la noche, Anaís cené un poco de cereal e iba al cuarto a ver que hacía cuando Anaís sale de la nada.
Anaís: Gumball hay que jugar – Como no tenía nada que hacer y debía matar tiempo acepte, Anaís brincando de felicidad toma de mi mano y me lleva a su habitación, ahí estaba Darwin, fingiendo que luchaba con algo que era una almohada, se veía tan tierno
Darwin: ¡¡Capitán, los cocodrilos vienen de ese lado cierre la puerta!! – Me sorprendí o me distraje no estoy seguro, solo cerré la puerta de la habitación, jugué con ellos, fingir estar en un tren con lagartos, imitando la película, de repente sale Anaís de la habitación gritando: - Iré a las calderas –
Cierra la puerta del cuarto, estaba hincado en ese cuarto de rosa con dibujos de árboles y conejos que tanto adora.
Se me va acercando Darwin, se me acerco demasiado, me fui haciendo hacía atrás, en un momento, me tropecé y caí de espalda contra el suelo, mientras Darwin seguía acercándose a mí ya estaba prácticamente acostado sobre el suelo, y él acostado sobre mí
Darwin: Falta la siguiente escena – Yo me quede pensando y le respondí: - ¿El final? – Me sonríe y me dice: No, antes de eso – Iba decir algo cuando se me acerca y me comienza a besar, trataba de cerrar mis labios, no podía, estaba aferrado a besarme, cuando comenzó a gustarme me relaje, y lo abracé de las caderas, pero escuchamos a Anaís acercarse.
La puerta se abre y Darwin se separa de mí, comienza a golpear una almohada y dice: apenas y te salve Capitán – Me quede atónito no pude contestar, tirado sobre el suelo, paso el momento y seguimos jugando.
Al terminar de jugar dejamos acostada en su cama a Anaís y nos dirigimos a nuestra habitación, algo cansado los dos, me prepare para dormir, mientras Darwin se quitaba la camiseta que tenía, enseñando su cuerpo algo seco, y se quito el pantalón pues como ya siempre dormía en trusa.
Darwin: Gumball ¿Me pones crema? –
Gumball: Pásamela - Se me acerco y se sentó a mi lado, se acostó dándome su espalda, le unte la crema y comencé a masajearlo – Oye lo de hace rato – Puso sus manos bajo su cabeza para acomodarse más y me contesto - ¿Que? – lo apreté y le dije - ¿Cómo qué “Qué”? Te estoy hablando de lo que hiciste – Volteó su cara a ver la pecera, rio un poco y se sonrojo – Así, era para jugar y hacer lo de la película como era – Me sonrío, no le pude contestar nada.
Tomo la botella de crema de mi mano y me dijo Gracias, un susurro que me provoco varios pensamientos que no me dejaron dormir.
En mis sueños recordaba que muchas veces Darwin me besaba la mejilla cuando lo ayudaba, que nos bañábamos juntos y jugábamos con nuestros cuerpos, que yo le besaba la frente cuando se sentía mal, o estaba triste, al igual que Anaís, pero no recordaba que Darwin besara a Anaís, a lo mucho la abrazaba, la trataba bien pero no como me cuidaba. (¿Porque estoy pensando esto?) Imágenes de él en el baño, imágenes de como se me acercaba hace unas horas, imágenes de que no me le pude negar (Relajarme y tranquilizarme pero … ¿CÓMO ES POSIBLE QUE ME BESARA?)
ESTÁS LEYENDO
El increible mundo de Gumball (Yaoi)
FanfictionDe la caricatura "El increíble mundo de Gumball" lo volví temática yaoi, por gusto mio con una secuencia parecida a la verdadera serie, claro se modifica para darle la temática, y los personajes sufren estos extraños acontecimientos que pasan en la...