parte 13

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Sherlock pasó el resto del día sin despegarse de John, por primera vez estaba asustado por lo que pasaría, Moriarty había amenazado mil veces a él o a John, pero esta vez había algo diferente, no solo quería protegerlo a él y a Rosie si no que sentía la obligación de hacerlo. Ahora era SU John y nadie se lo iba a quitar y menos tan fácil, daría la vida por salvarlo, ya lo había hecho una vez, salió bastante bien, pero podría hacerlo otra vez sabiendo que no habría un lugar para él, lo haría solo con tal de salvar a John, porque sentía que era su único deber, salvar a John Watson. Él lo sabía pero nunca lo decía, y el rubio tampoco necesitaba escucharlo, los dos sabían que cualquiera de ellos daría la vida por el otro, sabían que se amaban y no necesitaban decírselo una y mil veces para confirmarlo Sherlock podía deducir a John solo con una mirada, John también, si bien él no era detective y mucho menos Sherlock Holmes, este ya era parte de él, con solo mirarlo a sus ojos de color indefinido John podía saber todo lo que le ocurría al morocho.

-Sherlock, sé que estás preocupado, pero no es necesario que te quedes conmigo mientras trabajo, estoy a salvo aquí. -dijo abrazando al más alto.

-no quiero que nada te pase, y si así fuera no me lo perdonaría nunca, John.

-por estas cosas te amo Sherly. -rio y besó al detective.

En eso un mensaje llegó al celular del detective, él lo abrió.

"Que empalagosos son, por el amor de Dios, porque no dejan de jugar y se preocupan por su niña, los tenía mejores padres.

M."

Sherlock se quedó paralizado y al no obtener respuestas a sus llamados John le quitó el celular y leyó el mensaje, apenas cuando pudo terminar, vió a Sherlock salir corriendo y lo siguió, nadie alcanzó a preguntarle nada. Llegaron a lo de Molly cansados como nunca y entraron al laboratorio, cuando llegaron la vieron a ella sin Rosie.

-¿y rosie?- dijo Sherlock asustado.

-chicos, ¿se encuentran bien?- pregunto inofensiva.

-¿Dónde diablos esta Rosie, Molly?- gritó John desesperado.

-em.. la deje en lo de la señora Hudson.

Molly no llegó a terminar la oración cuando los dos hombres ya habían desaparecido. El alivio que sintieron al llegar a casa y ver a la pequeña jugando, John casi podía llorar, la alzó y la abrazó fuerte, se quedó asi un rato hasta que Sherlock terminó de explicarle a la señora Hudson lo que había ocurrido.

-¿para qué nos manda mensajes si ni siquiera hace lo que dice?- preguntó John.

-para asustarnos, más precisamente para asustarme, sabe que tú y Rosie son lo más importante que me queda, lo que no descubro todavía es el por qué.

-tengo ganas de besarte hasta cuando intentan matarnos.

Sherlock sonrió- yo pensé que no eras de esos que cuando están de novios son extremadamente empalagosos y hablan como personas sin cerebro.

-yo intentaba ser tierno.

-eres mi tierno, ven aquí- dijo el morocho sonriendo e invitando a John a que se siente con él en el sillon, lo que este obedeció al instante.
Los dos estaban en silencio abrazándose, podían pasar el resto de sus vidas así perfectamente, sin hablar, solo teniéndose uno al otro. De pronto sientieron una pequeña mano sobre las suyas, era Rosie quien se sumaba al abrazo. Y ahí estaban no serían una familia normal, no serían una de esas familias que se la pasan riendo, dos niños rubios de ojos celestes, dos padres famosos, que le cumplían todos sus caprichos, eran ellos, eran felices y a su modo eran la familia perfecta.

×One more miracle, Sherlock×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora