Capítulo 2

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No deberías haber volteado a ver a aquel chico cuando se sentó en el asiento de al lado.
Pero lo hiciste, porque no pudiste evitar ver de cerca a quien de la nada se había colado en tus pensamientos.

No deberías haber sonreído, cuando con una sonrisa coqueta, el chico te dijo lo bello que le parecían tus ojos.
Pero lo hiciste, porque así eres tú.
Sonríes y bajas la mirada cuando alguien te hace un cumplido.

No deberías haber jugado con tu bolígrafo y tu cuaderno.
Pero lo hiciste, estabas nervioso y
el sonido de tu respiración llenaba la estancia,
tratabas de controlar tu nerviosismo para que él no se diera cuenta.
Pero él ya lo había notado,
hasta tiempo le había dado de contar cada una de tus pestañas.

No deberías haber esperado a que el salón se quedará vacío.
Pero lo hiciste, no te importó que hubieran pasado ya 5 minutos desde que la campana sonó.
No te importaba si por hoy no entrabas a clase de álgebra,
los números y letras podían esperar
pero tú necesitabas un respiro, necesitabas un poco de calma.

No deberías haber ido hasta la cafetería.
Pero lo hiciste, afuera palpaba el frío.

No deberías haber escogido una mesa junto a una de las ventanas.
Pero lo hiciste, necesitabas un paisaje en el cual perder tu mirada
y que mejor que el pequeño jardín con sus flores, árboles, arbustos y charcos de agua,
creiste que era un buen lugar
para la mente despejar.

No deberías haber sumido tu mente tan profundo en tus pensamientos.
Pero lo hiciste, el vaivén de las hojas en los árboles era tan hipnotizador
que ni siquiera te diste cuenta
que ya había alguien más en la mesa.
Te miraba detenidamente,
el color de tu mirada le pareció mas cautivante,
tan hermosa, tan hechizante.

No deberías haber contestado cuando tu nombre te preguntó.
Pero lo hiciste, de tus pensamientos de forma repentina te sacó.

No deberías haber sonreído con timidez cuando tu nombre tres veces repitió.
Pero lo hiciste, porque no supiste que mas hacer además de escucharle,
bajaste la mirada cuando te dijo que era un lindo nombre.
Creías que no era cierto, que sólo lo decía por ser amable,
pero no tú no sabías que él no estaba mintiendo.
Ni siquiera le conocías
¿Como podrías saber lo que ocultaban sus pensamientos?

No deberías haber preguntado cual era el suyo.
Pero lo hiciste, era tú oportunidad de escuchar el nombre que anteriormente en detención habías ignorado.
Rió un poco y luego habló,
te dijo que él ya su nombre había mencionado.
Y sin tiempo para hablar te dio,
tomó sus cosas y del asiento se levantó.
Comenzó a caminar y un poco se giró,
Lou, es un buen nombre para un chico tan lindo— te dijo y no mintió.

No Deberías. //L.S.//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora