Cuidado!

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Dejó la copa de vino sobre el escritorio, había comenzado a mirar al exterior mientras esperaba a todos los restantes. El problema era que su vista estaba clavada en el paisaje oscuro de la noche, pero su cabeza estaba perdida en pensamientos que más bien podrían ser fruto de pesadillas. Una mano se posó en su hombro y eso la obligó a mirar en el reflejo de la ventana de quien se trataba.

-Nunca te vi tan distraída, ¿estás bien Gatita?- Tomazo la miraba preocupado, ambos sabían que una distracción de ese estilo podía ser mortal.- Golpee la puerta y aún así no volteaste.-

Agatha se volteo para quedar frente a frente con él y le dedicó una sonrisa tal falsa como las promesas de campaña de los políticos.

-Lo siento, es solo que la casa me trae muchos recuerdos.-

El muchacho soltó un suspiro y con la misma mano con la que sostenía su hombro, tomó el mentón de la chica con suavidad, la miró a los ojos y besó la punta de su nariz.

-Eres muy mala mintiendo sobre tus emociones. No te olvides que sé todo lo que pasa en esta ciudad, pequeña, Hideki no es el único que sabe quién eres.- En ese momento le guiñó un ojo con complicidad.- Debo admitir que al principio no quería creerlo, pero cuando te vi a los ojos, la primera vez, supe que eras tú.- Los ojos avellana de Agatha se cristalizaron, estaba al borde del llanto, se sentía tan desprotegida en ese momento. En respuesta el joven la abrazó, ocultando el rostro de ella en su hombro.- Llora si lo necesitas, has cargado con demasiado peso tu sola.-

Desde la puerta, ocultas en las sombras, dos figuras observaban la situación.

-¿Cuánto tiempo más vas a seguir engañándola así?-

La voz de Baldassare fue tan silenciosa, que su acompañante apenas pudo escucharla. La otra sombra simplemente se dedicó a mirarlo unos instantes, debatiéndose si contestarle o golpearlo, pero finalmente se dio la media vuelta, regresando por el lugar en el que vino.

Hiroki se soltó un poco la corbata y miró la infinidad de papeles esparcidos en ese escritorio. Odiaba esa parte de su trabajo, pero debía asegurarse que sus empresas cubrieran todo el movimiento de capital que él hacía. Incluso estaba aburrido de ver las tantas invitaciones de políticos a eventos que ni a ellos mismos les importaba. Recostó su cabeza en el respaldo de la silla y cerró los ojos. Se había tenido que exiliar a esa casa para asegurarse que sus planes no fueran completamente descubiertos. ¿Había algún negocio que no manejara? No estaba seguro, manejaba el negocio del juego, del alcohol, la droga, las prostitutas. Tenía algunas empresas más de tapadera pero, sinceramente no le importaban para nada. Se levantó de la silla y caminó hasta el ventanal, su mente no dejaba de dar vueltas sobre el asunto ¿realmente estaba aquí por ella? ¿por una chica que no estaba seguro de que fuera Alessa?. Se sentía muy idiota al pensarlo, pero las veces que la había visto su corazón parecía escaparse de su pecho y querer correr hacía ella, su instinto le gritaba que era ella, pero no había nada cierto. Lo peor es que cada vez que recordaba su rostro suspiraba como si fuera colegiala enamorada. En un ataque de ira pateo la silla. No podía ser que una maldita mujer que no tenía nada de especial lo volviera loco.

La gente entraba seria, como si estuviesen enojados, pero al acercársele sonreían e inclinaban la cabeza. Luego de que recibieran sus abrigos sus sonrisas volvían a desaparecer, no podía culparlos, las razones para llamarlos no eran muy beneficiosas que digamos. Su hermano se acercó a él saludando a los recién llegados.

-¿Tienes algún plan ó los llamaste para que piensen ellos?-

Los ojos ámbar de Nicolai lo miraban de manera curiosa, Fabrizio por su parte no se gastó en mirarlo, su ojo estaba atento a los invitados.

-Si tuviese un plan no recurriría a ellos. El problema será justificar el porqué la presencia de Hiroki es tan peligrosa.-

El menor posó una mano sobre el hombro ajeno y susurro.

-Los rusos también vinieron, yo creo que eso es suficiente motivo, si uno es peligroso imagínate los dos.-

Fabrizio soltó un suspiro ypor primera vez en la noche le dedicó una mirada a su hermano, tenía mucharazón, las organizaciones japonesas y rusas habían sumado mucha fuerzaúltimamente, mientras que la mafia italiana se debilitaba día a día. Desde lamuerte del abuelo de Agatha las cosas venían en picada, sus padres habíanintentado mejorar la situación volviendo a unir a las diferentes "familias" pero las mismas manteníancierta rivalidad, todos sabían que el cuerpo de Alessa nunca fue encontrado ydecían que solo serían fieles a la familia original mientras alguno de ellosviviera.

Antes de morir prefiero la muerte.Where stories live. Discover now