CAPITULO 1

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La vida de los humanos puede parecer vacía, y sin sentido, carente de las emocionantes y aventuras que acompañan el día a día de los magos. Sin embargo, esta afirmación no podría estar más alejada de la realidad. Muggles, Nomags o kuimbáe como suele llamarse a los humanos carentes de habilidades mágicas, viven en un mundo cuya imaginación puede llegar a visualizar lugares y eventos mágicos que ni el más hábil y poderoso mago podría conjurar.

Para los kuimbáe el mundo mágico, aunque irreal, les resulta muy interesante y han plagado su literatura con lo que suponen es obra de su imaginación. En silencio muchos de ellos sueñan con que el mundo mágico existiese sin tener la más mínima idea de que están conviviendo con el cada día.

Los abiertos espacios del llano sudamericano rebosan de energía y vida a final del verano, lleno de ganado pastando y bandadas de aves cruzando el cielo con melancolía. Para Dastan aquella escena era maravillosa, difícilmente un niño de once años no podría sino considerar mágicos aquellos atardeceres. ¿Cómo es posible que la magia no exista cuando el cielo nos regala tan hermosos tonos naranja cada tarde? Solía preguntarse mientras, sentado en el porche de la casa admiraba la puesta de sol con una taza de guayoyo en sus manos. Era el cierre perfecto para un día lleno de actividades, era su premio, el atardecer le permitía soñar.

Dastan Quichua, un pequeño niño de once años nacido y criado en medio del llano venezolano, curioso por naturaleza solía dedicar gran parte de su tiempo a ayudar a su padre en las labores propias del llanero, arrear al ganado, preparar la tierra cosechar frijoles y otros granos. Sin embargo no perdía la oportunidad de escabullirse para explorar la llanura, subirse a los árboles y escudriñar el horizonte. Tenía esa sensación de que había más allí afuera de lo que podía ver. Pero algo diferente llamo su atención, en la distancia un hombre apareció de entre un pequeño grupo de árboles corriendo a toda prisa, delante de él la maleza se movía como si algo la apartara en su carrera, el sujeto parecía estar persiguiendo algo.

Aquella peculiar situación era demasiado interesante como para que la curiosidad natural de Dastan la dejara pasar sin más, así que de un salto bajo del árbol en el que se encontraba y comenzó a correr en dirección al sujeto, tenía que darle alcance. Cuando estuvo más cerca pudo ver con más detalle, el hombre alto y delgado, ataviado en unos extraños pantalones cortos como si fuera un guía de safari y una camisa con un muy extraño patrón de camuflaje. Ahora el hombre estaba caminando lentamente, con los ojos escrutando la maleza, en su mano esgrimía cual espada una vara de madera, parecía haber tomado el trozo más pequeño de una rama seca. Parecía estar al asecho, como un tigre a punto de saltar sobre su presa.

Hola ¿Qué está haciendo? – Preguntó el niño con calma, no sonaba nada cansado a pesar de haber corrido un buen trecho –

Nada, no te interesa – respondió el hombre escondiendo la vara que traía en la manga de su camisa – lárgate, no es seguro estar aquí.

No es seguro para usted – repicó el niño riendo – yo me conozco todo este llano y sé dónde está todo, los arboles de fruta, los ríos, las madrigueras de todos los animales. Si me dice que perseguía, capaz y lo llevo directamente a su cueva.

No lo creo – dijo el hombre sin mirar a Dastan – ahora largo.

De pronto un enorme animal apareció a un lado de ellos a toda velocidad, esquivo al pequeño niño y envistió al hombre lanzándolo al suelo. El animal no parecía a ninguno que Dastan hubiera visto antes, parecía un chigüiro pero su tamaño era mucho mayor, su espalda brillaba una especie de trompa sobresalía cual periscopio por encima de la vegetación. El hombre intento incorporarse pero de alguna forma había quedado enredado en la vegetación daba la impresión de que más bien esta intentaba sujetarlo. Entonces vio la cara de asombro y estupefacción del pequeño niño.

¡Oh, por las barbas de...! – el hombre estaba por terminar su frase cuando el niño lo interrumpió.

¿Viste a ese chigüire? – Dijo con emoción elevando la voz – yo sé dónde se esconden, venga corra, ¡Rápido!

El hombre de los pantalones cortos, se incorporó y volvió a sacar la pequeña rama que escondía en su manga. Apuntó en dirección a donde corría en niño dio un pequeño – Aresto Momemtum – dijo y al instante un peño rayo de luz salió de la punta de su vara en dirección a Dastan que corría alejándose en busca del extraño animal. Rápidamente el rayo alcanzó al niño.

¡Perfecto! – celebró el hombre mientras antes de empezar a correr, pero apenas pudo dar un paso antes de detenerse extrañado – ¿qué demonios está pasando? Estoy seguro que era el hechizo correcto el Aresto Momemtum es el hechizo para hacer más lentas a las cosas y por supuesto que funciona con los kuimbáe. ¿Por qué este chiquillo sigue corriendo como si nada? ¿Se habrá dañado mi varita o lo pronuncie mal?

El hombre se giró para quitarse la mochila que llevaba en su espalda y tomo una pequeña cantimplora, quitó la tapa y arrojó todo al aire con mucha fuerza, volvió a empuñar su varita y repitió las mismas palabras que hace un momento

Aresto Momemtum – esta vez apuntó en dirección a la cantimplora que caía al piso el pequeño rayo de luz impactó contra ella y de pronto la cantimplora al igual que la tapa y un poco del agua que se había derramado mientras caía, empezaron a caer lentamente, su velocidad de caída se redujo y ahora parecían moverse en cámara lenta – No lo entiendo, todo está bien entonces porque el no...

¡Cuidado, cuidado, cuidado! –Gritó Dastan que ahora corría de regreso con una expresión mezclada entre terror y una extraña emoción-

La voz del niño lo saco de su asombro, levantó la mirada, Dastan paso a su lado y unos pocos metros más atrás el extraño animal corría a toda velocidad persiguiendo al niño. En la punta de la trompa una pequeña mota de luz brillaba y los ojos del animal se habían vuelto de un color rojo brillante.

Parece que a su chigüire no le gusta que los golpeen con piedras – dijo riendo el niño – creo que debemos correr

El hombre se plantó firme y apunto su varita en dirección al enfurecido animal que cada vez se acercaba mucho más.

Petrificus Totalus – gritó el sujeto con fuerza y de la punta de su varita salió nuevamente un rayo de luz alcanzando al animal que inmediatamente se detuvo quedando como una piedra sobre la hierba. – Sí, mi varita parece estar bien.

Dastan miraba al hombre con una mueca de asombro. - ¿Qué Clase de pistola es esa? – Dijo al fin - ¿lo mataste?

Tranquilo –dijo el hombre volteándose para hablarle al niño – no está muerto, está paralizado, así no nos molestará por un buen rato.

Pero ¿Qué cosa es? – pregunto aun asombrado Dastan

Es un Mbakka – dijo el hombre acercándose hasta el animal – cuando se enfada lanza pequeñas descargas eléctricas, no son mortales para los adultos pero a un niño como tu pueden hacerle mucho daño. a las criaturas como esta les decimos animales mágicos, o fantásticos.

Pues, yo no recuerdo haber visto un animal mágico nunca – le respondió el niño agachándose junto al Mbakka

Pues mejor así –le dijo el hombre volviendo a apuntar a Dastan con su varita– y lo mejor tampoco lo recuerdes nunca, así no podrás contarle a nadie.

¿Por qué? – Dijo el niño volteándose para ver al extraño hombre – no puedo esperar para contarle a todos

Obliviate –dijo el hombre invocando el hechizo para borrar la memoria del niño y que no pudiese recordar nada de lo que había visto. Al instante un rayo de luz salió de la varita y toco con suavidad la cabeza de Dastan

Por un instante el pequeño niño quedó mirando fijamente al hombre, parecía estar en una especie de trance. Rápidamente uso su varita y redujo de tamaño al Mbakka hasta el punto de que pudo guardarlo en el bolsillo de su camisa.

Oiga usted, señor – dijo el niño nuevamente – oiga usted, no me ha dicho porque no puedo contarle a nadie de los animales mágicos

Pero ¿Qué carajos pasa? – Dijo el hombre retrocediendo asustado – ¿Por qué no se borró tu memoria? ¿Por qué mis hechizos no funcionan contigo?


Fantastic War: El Despertar de Eléneri (inspirado en Harry Potter)Where stories live. Discover now