Se desató el infierno

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-¡ES IMPOSIBLE! Cómo pueden existir personas que vivan en una situación semejante- Decía el señor Roberto.

-¡Es que dónde queda el sentido de humanidad! ¿Esa empresa minera? No son más que unos aprovechados- Respondía la señora Ángela.

-¿Tú estás bien? ¿Tienes hambre?- Me preguntaba Daniel.

Yo no entendía que sucedía, al finalizar el día me enviaron al cabildo con la promesa de que harían algo.

-¿Nos ayudarán?- No pude evitar preguntar. Tal vez lo había logrado, es posible que al final haya alcanzado mi meta.

-Haremos lo que podamos- Respondieron y el infierno fue desatado.

Yima: Una mirada de esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora