*>>Caopitulo dedicado a ITZURI<<*
Narra Carl.-
Estaba rodeado. ___ también. Mi conciencia repetía y hacía resonar un eco en mi cabeza. Un eco de culpabilidad, al sentir la maldita impotencia al saber que no podría salvar a ___. Una lágrima salada cayó por mi mejilla, llegando hasta mi barbilla y rompiendo allí para caer al frío suelo. Solo restaba esperar.
Un fuerte sonido me sacó de mis pensamientos. No sabía que mierda estaba pasando. Poco a poco, los caminantes que me rodeaban fueron cayendo, uno por uno. Se escuchaba un fuerte sonido por cada caminante muerto. Caí en cuenta que los sonidos eran armas disparándose. A ___ ya no le quedaban municiones, no podría ser ella.
En los segundos en los que todo esto iba pasando, imaginé que sería papá o alguno de los demás.
Lamentablemente, me equivoqué.
Cuando pude mirar a quien me había salvado, me quedé estático. Cómo si hubiera visto pasar un fantasma. La cínica sonrisa que emitía aquel hombre, me daba escalofríos.
Miré de reojo a ___, y ella no estaba mejor que yo. Desde kilómetros se podría haber notado el pánico en su decepcionada mirada y el terror en su fría expresión. Dejó caer aquel palo que le había ayudado bastante anteriormente, mirando tan sorprendida como yo a nuestros "invitados sorpresa".
En eso comprendí todo. El significado de aquellas notas que tanto aterraban a ___. El significado de todo esto.
Aquel hombre la conocía, y muy bien.
Aquel hombre, tenía rencor y malicia en su mirada.
Aquel hombre, que ___ odiaba y sigue odiando hasta hoy, estaba mirándonos frente a frente.
Aquel hombre, le faltaba una mano, y usaba una horrible prótesis para reemplazarla.
Aquel hombre, era Merle Dixon.
Narra ___.-
Me quedé mirando por unos segundos la oscura figura que yacía frente a mí. El hombre me miraba con una malvada y pretenciosa sonrisa. No tardé en comenzar a sudar, y menos en que el terror invadiera mi cuerpo. Estaba paralizada. Recordar todo el daño que aquel hombre había infligido en mi dolorosa vida me hacía estarlo.
Pensé que mis ojos me estaban jugando una mala pasada, así que los froté deseando que todo fuera una maldita ilusión. Pero, cuando devolví mi mirada, aquel hombre seguía allí, aún acompañado de otro hombre, que tampoco era muy distinto a él.
Merle, mi padre biólogico, quien se encargó de hacernos la vida casi imposible a mi difunta madre y a mí, estaba frente a mis ojos. Me dió algo de satisfacción al ver su horrible prótesis y pensar que le faltaba una mano. Pensar que sufrió al perderla, me hacía sentir bien, pero eso no calmaba nada.
-Tú...tú no....-alcanzaron a decir mis temblorosos labios, mientras mi inquieta conciencia no dejaba de repetir lo peor en mi cabeza, recordándome las cosas espantosas que Merle había nos causado en los últimos años.-
-Hola ___....- dijo mi pa-padre, aún con aquella sonrisa que me decía que esto no tendría ningún final bonito.- me recuerdas?.- dijo girando tétricamente su cabeza. Aquella pregunta definitivamente me sacó de vicio.-
-¡¿QUÉ SI TE RECUERDO?! ¡¿CÓMO NO RECORDARTE IMBÉCIL?!.- grité mientras una lágrima era despedida de mi ojo, para hacer una viaje por mi mejilla y llegar a mi mentón.- gracias a tí! gracias a tí grandísimo imbécil sufrí casi toda mi vida! gracias a tí mi madre murió! por tú culpa!.- grité ya aturdida por mi propia voz. Su mirada se tornó más oscura de lo que ya estaba, pero eso no impidió que estallara en carcajadas.-