Paseábamos por el centro mirando todas las tiendas que podíamos.
Le había comprado una correa a Pipo, y un poco mas me llevaba arrastrando, tenía mas fuerza de la que imaginaba para que sea un cachorro.
La noche anterior, la pase genial. Jugamos a verdad o reto con los chicos, hablamos de todo, sin dudas, una de mis mejores noches.
Micaela se había dormido antes que todos y le dibujamos un bigote que le costó mucho borrarse de la cara ya que el fibron era indeleble.
Se había enojado a tal punto que no le dirigió la palabra a nadie por dos horas, pero al final, el enojo se esfumo, típico de ella.
-¿Donde quieren ir? -le pregunté a mis amigos.
-¿Hay algún lugar donde vendan mangas por acá? -dice Tom mirándome.
-Hmm... -medito- En la otra cuadra creo
-¿Vamos? -Me pregunta.
-Si ellos quieren -digo señalando a mi grupo de amigos con la cabeza.
Todos asienten, así que comenzamos a caminar.
Cuando llegamos, me di cuenta de que no podía entrar con el perro, así que propuse quedarme afuera y que los demás entren.
-Entra, yo lo cuido -me dijo Mica, a lo que asentí con una sonrisa y le entregué la correa.
Me encantaba este lugar, la musica de fondo, la buena onda del personal, todo.
Una chica rubia, de ojos cafés que rondaba los treinta y pico de años se nos acercó con una sonrisa.
-Buenas tardes chicos, ¿En que puedo ayudarlos?
-Ehh... ¿Mangas? -preguntó Tomás con vergüenza.
-Si, por acá -dijo la rubia que se alejó caminando a otra parte del local.
Yo observaba todos los mangas que ponía sobre el mostrador, mi amigo preguntó por muchos títulos y sus respectivos precios, pero hubo uno que sobresalía del montón.
Se llamaba "Another".
-Una pregunta -digo tomando el pequeño libro entre mis manos-, ¿Cuanto está?
-Ese está ciento cincuenta -dice acomodando todos los tomos en su lugar.
Miro la contratapa, y sobre el código de barras aparece la oración que me hizo sonreír.
"Serie de cuatro tomos."
-¿Tenés el tomo dos? -pregunté.
-Eh... Si, acá esta -dice tomando otro libro pequeño.
Observe los mangas entre mis manos y sonreí.
-Me los llevo
Fuimos a la caja a pagar, yo pague mis trescientos pesos, y Tom pagó sus ciento setenta y cinco de un manga que no conocía.
Salimos afuera para encontrarnos con Micaela y volver a casa.
-Llevamos caminando mucho tiempo -dice Mily.
-Acostumbrese mujer -digo sonriendo.
Ella me da un empujón que apenas me mueve, y ella, al ver que no puede moverme, suspira y va a molestar a su mejor amiga.
Cuando llegamos a casa no hay nadie, no se que pasa que nunca hay nadie ahora.
Me tire en el sillón y Prendí el televisor.
-Que miramos en Netflix? -pregunto a mis amigos.
-¡STRANGER THINGS! -grita Mica.
Puse los ojos en blanco, ya la había visto esa serie, pero bueno.
Nos acomodamos todos en nuestros respectivos lugares y busqué la serie.
-¿En qué capitulo la pongo?
-En el tres -dijo Mica con entusiasmo.
-Nena vas súper atrasada -digo poniendo el capitulo que me pidió-. ¿Alguno quiere café?
Todos levantaron la mano sin decir una palabra, por lo que me levante y fui hasta la cocina.
Tarde seis minutos en preparar los cafés.
-Ya vengo -digo una vez que les doy su café a cada uno.
Subo corriendo la escalera de dos en dos y entro en mi cuarto, sin saber que buscaba, pero algo me decía que debía buscar algo.
El sol se estaba ocultando y de repente el silencio reinó en la habitación.
De fondo, se escuchaba el silbido apenas audible que pasaba por un hueco en la ventana. No se por qué, algo me llevó a acercarme a la ventana y observar hacia afuera.
Cuando lo hago, veo una sombra humanoide, que desaparece al instante, perdiéndose en el lado oscuro de la calle de enfrente.
De repente comienzo a escuchar un sonido de algo meciéndose lentamente.
El caballo, otra vez.
Comencé a buscarlo con desesperación y no lograba encontrarlo.
De repente se me ocurrió una idea.
El ático.
Salgo al pasillo y bajo la escalera con cuidado de no llamar la atención de mis amigos. Una vez con la escalera preparada para que pueda subir por ella, comienzo a hacerlo para abrir la puerta que me dejaría entrar a la habitación de arriba.
Cuando subo, la oscuridad es total, tengo que esperar un momento para que mis ojos se acostumbren a la falta de luz.
Cuando ya puedo ver un poco mejor, agudizo mi oído para poder localizar al pequeño caballo.
Cuando lo escucho, comienzo a seguir el sonido hasta que lo encuentro sobre una gran caja de madera llena polvo, en la punta del ático.
Es un baúl, demasiado viejo, y no tenía candado.
Quería abrirlo, pero iba a esperar a contárselo a los chicos, para abrirlo con ellos.
De repente, comencé a sentirme observado, así que tome el juguete, bajé las escaleras y dejé todo como estaba.
¿Sería realmente esta, la mejor semana?
Comenzaba a dudarlo.
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Sombras.
FantasyExisten cosas inexplicables, cosas que van mucho más allá de la lógica. La mente es una de las cosas a la que más le tenemos que temer, es poderosa y destructiva. El día de su cumpleaños, Gabriel invitó a su nueva casa a los amigos mas cercanos q...