II - Casa nueva, cosa nueva.

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-Dejala -exclamé, tratando de parecer fuerte, aunque sabía que no era así.
Vi como eso la levantaba del cuello y la chica pataleaba, asfixiándose. La cosa le paso una garra por la mejilla izquierda, haciendo que un hilo de sangre callera lentamente. Yo observaba atónito, algo debía hacer. Cuando estaba dispuesto a intentar algo, desperté.
-¿Eh? -dije frotándome los ojos. Observo a mis padres, que habían estacionado el auto y me miraban preocupados.
-¿Estás bien hijo?
-Si ma, estoy bien.
Mi padre siguió la marcha y mi madre no cesaba de mirar hacia atrás, preocupada.
-Fue solo un sueño mamá -dije sonriendo.
Ella asintió, miró hacia adelante y siguió cebandole mates a mi papá.
Mire por la ventanilla. A lo lejos se vislumbraban montañas. Junto a la ruta había bastantes árboles, de vez en cuando vi pasar una persona, también vi una granja, con muchas vacas.
De un momento a otro, la ruta desaparece y nos adentramos en una ciudad.
Habíamos llegado.
Observé las casas, las personas, los autos y motos, todo. Ya conocía este lugar, pero el echo de venir a vivir aquí, hacía que sintiera que venía por primera vez.
Pasamos por fuera del cementerio, me pareció raro no ver a nadie, debido a la hora que era, ni muy temprano ni muy tarde. No le di importancia.
Cuando termina el cementerio, hay una casa alta, abandonada supongo, por el mal estado en el que se encuentra. Al lado, una casa parecida, pero obviamente mas nueva que la anterior, y la casa siguiente, era mi nuevo hogar.
De dos pisos, con ático y todo, la casa intimidaba, no solo por su tamaño, si no por su aspecto.
¿Alguna vez vieron "Monster House, La Casa de los Sustos"? Bueno, la casa me recordaba a esa película.
-¿Tan cerca del cementerio mamá? -dije poniendo los ojos en blanco- Además, la casa parece un desastre.
-Callate y mira la casa por dentro -dijo esperando a que mi padre colocara la llave en la cerradura y abra la puerta.
Para ser cinceros, tenía mucha razón, el interior de la casa no tenía nada que ver con el exterior.
No digo que es hermosa, pero, es linda.
-Voy a ver mi habitación -le digo a mis padres, que no me responden, ya que están embobados mirando cada rincón de la casa.
Subí las escaleras sin ganas, escuchando la madera crujir bajo mi peso. Es tétrico.
Mi cuarto esta bueno, para no decir ninguna otra cosa, la verdad, me esperaba menos. Una cama de dos plazas reinaba en el centro de la habitación, a su lado, una mesita de luz, y al lado de esta, un placard enorme. No se de que me serviría, ya que no tengo tanta ropa, pero bueno, ya veré como ocuparlo.
En la esquina, había una silla, con un caballito de madera del tamaño de la palma de mi mano. En las patas, tenía esas cosas que tienen las sillas mecedoras, para que se muevan hacia adelante y hacia atrás.
Tomé el pequeño juguete entre mis manos y lo observé, estaba bastante gastado. Quizás el niño que vivía antes aquí lo olvidó, no le di importancia.
Dejé el caballito en la silla, donde estaba antes y fui a recorrer el resto de la casa.
Quería subir al ático, pero mis papás no me lo permitieron, clásico, se preocupan por mi seguridad. Seguramente se cae la casa abajo, o algo por el estilo.
Mi celular comienza a vibrar, nunca lo tengo con sonido.
Miro el remitente y sonrío.
Mica★
-¿Hola? -Digo manteniendo la sonrisa.
-¡Opresor! Te extraño, ¿Estás ocupado? ¿Llamo en otro momento?
-¡Feminista! -dije soltando una sutil "risa"- Yo también te extraño, ehh no, en este momento no estoy ocupado, es más, me moría de aburrimiento.
Comienzo a caminar a mi cuarto para poder hablar tranquilo.
-Gab, le pregunté a mis papis si podía ir a dormir a tu nueva casa con Mily, y los demás.
-¿Y que te respondieron?
-¡QUE SÍ! -respondió gritando.
Dios, encima que tiene voz de pito, se la pasa gritando.
-Me quedé sordo nena, no grites. Falta una semana para mi cumpleaños, va a ser súper aburrido.
Cuando llego a mi cuarto, me llama la atención que la puerta esté cerrada.
-¡Mamá! -grito para que me escuche- ¡¿Vos cerraste la puerta de mi habitación?!
-¡No Gabi, todavía no subí.
-Gabi, ¿Qué pasa? ¿Llamo después?
Me había olvidado de que estaba en llamada con Mica.
-No no.
Tomo el picaporte y me dentengo. Pegue mi oreja a la puerta y escuche, a penas, como se movía la silla bajo el suelo de madera.
-Mica... Te llamo después, ¿dale?
-Okey, después hablamos, te quiero -y tras decir esto, cortó la llamada.
No quería entrar, pero debía.
Guarde mi celular en el bolsillo, tome aire y entré.
Recorrí el cuarto con la mirada y no encontré nada.
Me llamo la atención que la ventana estuviera habierta, yo nunca la había abierto.
Mire la silla, seguía en el mismo lugar, pero faltaba algo.
El caballito.
Comienzo a buscarlo y logro verlo sobre la mesa de luz, junto a la ventana, meciéndose suavemente.
Saqué el teléfono y busque el contacto de Mica para escribirle un mensaje.
-Tenías razón, creo que no voy a estar aquí.
Envío el mensaje y me siento en la cama, tomando el juguete de madera entre mis manos, otra vez.
-Va a ser una semana larga -digo para mis adentros.
Dejo el caballo sobre la cama y salgo de la habitación, cerrando la puerta.

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