—Miranos—
Pero su mirada solo estaba puesta en mi.
—Miranos—Insistí señalando el espejo.
Paradas una al lado de la otra, frente a un espejo. El lugar que para las dos fue un infierno a la hora de construirnos. Su llanto entro en escena poco a poco, en cuanto decidió contemplarnos. Supe que entendió, lo que estaba apunto de decirle.
— No recuerdo cuando me empezaste a gustar, se que fue como verte por primera vez, como si mis ojos hubiesen podido ir mas allá de mi propio entorno. Pero si se, el por que te quería en mi vida : Porque, metafóricamente, eramos idénticas — Me puse enfrente suyo, dándole la espalda al espejo y proseguí— Todo lo que decían de vos, era un reflejo mio. Desde tus inseguridades, hasta tus gustos por la moda,todo.
Ella solo se abstenía a mirarme atentamente, porque esta vez ya no servia frenar mi discurso con un beso. Esta vez, no existía un abrazo sanador, no nos alcanzaba la piel. Nuestra ultima carta bajo la manga eran las palabras.
— El problema de la semejanza es que no nos complementa, nos enfrenta,nos refleja. Como el espejo. Y ambas, merecemos encontrar a alguien que nos complete. Somos piezas idénticas del rompecabezas, no encajamos por mas que intentemos mil veces — Esta vez son mis ojos, los que se empañan al mirarla.
La abracé lo mas fuerte que pude, con el amor de nuestras charlas, de nuestros besos, de nuestro sexo, de nuestras risas. El silencio se mezclaba entre sollozos de ambos lados,mientras que nuestros cuerpos se trasmitían mutuamente el dolor.
— La vida da muchas vueltas ¿sabes? Quizá algún día una parte de mi pieza se rompa, para encajar con la tuya, o viceversa — Susurró en mi oído izquierdo — El desapego es un camino de mierda que, por ahora, nos toca transitar, Juli.