1

6.4K 120 9
                                    

No se me da muy bien escribir y no sabia si publicarla o no, pero ayer hablando con alguien por aquí me dio el animo que me faltaba para hacerlo, así que aquí está mi historia.

No seais muy crueles conmigo porfa :)

Espero que os guste.

---------


                                                                                 1

Narra Ana

Es un día de mucha lluvia y hace un frío tremendo, pero eso no me importa lo más mínimo. Hoy mismo empiezan mis vacaciones de invierno (así les llamo porque no me gusta la navidad) y nada me las iba a estropear.

Ya casi es hora de terminar y ya me he despedido de todos. Bueno de todos no, me queda el más difícil. No puedo encararme a él, me resulta imposible, es superior a mis fuerzas, estoy a punto de irme sin decirle nada, pero en ese momento oigo mi nombre. Es él, está en el fondo del pasillo, llamándome, repitiendo mi nombre una y otra vez.

- ¡Ana! No pensarías irte sin despedirte, ¿no? – Grita con su típica sonrisa.

- Claro que no, ¿cómo puedes pensar eso? – Respondo yo nerviosa - Te iba a buscar... a la cafetería, Alfred me dijo que estabas allí.

- Sí, antes estaba allí, pero como sabía que hoy terminabas pensé en buscarte para despedirme.

- Bueno, pues nos vemos después de las vacaciones, ¿no? – Respondo con una risa falsa, dándole dos besos - ¡Chao Jadel!

- No espera, ¿no vas a venir a la cena de navidad?

- No puedo, justo el día de antes de la cena me voy al pueblo. – Respondo con falsa tristeza – Bueno, ahora sí, me tengo que ir, he quedado con Amaia en el bar, y seguro que ya me está esperando.

- ¡Pues feliz navidad! Nos vemos.

- ¡Felices fiestas! – Respondo sonriendo y me meto en el ascensor.

¿Por qué cuando hablo con él me pongo tan nerviosa? Nunca lo he entendido. Antes nos llevábamos muy bien, pero desde que Amaia me dijo que él estaba enamorado de mí no le puedo mirar de la misma manera, todo es muy diferente.

Salgo del ascensor y voy andando hacia la puerta. Una vez fuera busco mi coche, subo y voy hacia el bar. Encuentro un sitio para aparcar justo en la puerta, siempre tengo esta suerte y Amaia siempre bromea con eso. Miro por la ventana y ahí la veo, en una mesa esperándome, pero totalmente concentrada en sus pensamientos, tengo suerte de tenerla como amiga.

- Hola, perdón por el retraso, es que me estaba despidiendo... – Digo sentándome con ella en la mesa

Narra Mimi

Hoy es un día muy raro para mí, no me gustan nada los días de lluvia y menos aun cuando se acercan las vacaciones. Lo único que me gusta de las navidades es volver a verla. Sabía que no iba a tardar mucho en llegar y me he convencido de que no pasa otro año sin que le hable.

Todos los años, en la misma fecha, ella viene para ver a los suyos, pero yo nunca me atrevo a decirle nada. No soy una chica tímida, más bien todo lo contrario y eso creo que es lo que más me echa para atrás, el no saber que pensará ella de que yo esté siempre bromeando, hablando con unos y con otros.

- Pero si no le hablas nunca lo vas a saber mujer – Digo hablando para mí.

- ¿Ya vuelves a hablar tu sola Mimi? - pregunta una voz por el fondo del pasillo.

- ¡Calla Luis, estoy intentando concentrarme! – Digo riéndome, mi amigo siempre tan oportuno.

- ¿Otra vez pensando en ella? – Pregunta leyéndome el pensamiento - Pero si mejor oportunidad que tuviste el año pasado no vas a tener, hasta te sonrió y todo.

- Si, es verdad, y tiene una sonrisa perfecta. – Digo acordándome de ese momento.

- Tiene una sonrisa perfecta – Dice imitando mi voz - ¿Cómo puedes enamorarte de una persona que ni tan solo conoces? ¿Si no has hablado nunca con ella?

- Ya lo sé, ¡pero es perfecta! – Digo mientras su imagen aparece en mi cabeza.

- Mira hablar contigo de este tema me puede, me voy a ver si hay algo para desayunar, nos vemos.

- Nos vemos – Digo dedicándole una sonrisa a mi mejor amigo.

Se va y me quedo pensando en mi chica, de verdad es perfecta. Conozco a la perfección cada palmo de su cuerpo, su cabello, su figura... Cuando más embobada estoy pensando en ella algo rompe mi tranquilidad, un pitido extraño...


Empieza un sueño - WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora