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Narra Ana

Tal como me ha dicho Ricky, mientras salíamos del bar y vamos hacia casa de Mimi le llamo a Miriam para pedirles que vengan a cenar con nosotros.

A: Vamos Miri, nos lo pasaremos bien. – le digo poniendo mi mejor voz de niña pequeña.

Miri: No me apetece pasarlo bien Ana, pero id vosotras, de verdad.

A: Venga jope, ¿qué te pasa ahora? – digo empezando a preocuparme por la tristeza con la que me habla mi amiga.

Aiti: Es por Pablo – escucho gritar a la pequeña por detrás.

M: ¡Cállate peque! – oigo que le recrimina la leona.

A: Miri, ¿que ha pasado con Pablo? – pregunto preocupada.

M: Nada, no te preocupes, tú pásalo bien. Y llévate a esta pesada. Ya hablaremos en otro momento.

Aiti: De eso nada, yo no me voy a ningún sitio sin ti. – oigo que protesta la pequeña, y de verdad que me empiezan a preocupar. Las escucho pelear al otro lado del teléfono y de repente la voz de Aitana es la que se oye de cerca – Oye Ana, soy Aitana. Pablo ha dejado a Miriam. Le ha dicho que no pueden seguir así, que la quiere pero que la distancia se está haciendo muy dura para él y que no soporta no tenerla al lado. Que quería un tiempo para airearse y pensar las cosas. Y Miri está destrozada, aunque nunca lo admitirá delante de nadie. – me lo suelta todo de golpe, sin dejarme ni procesar.

M: Aiti porque no te callas? Ahora le vas a estropear la noche a Ana, y con una amargada en casa era suficiente. – la oigo de fondo y esto me hace volver a la tierra.

A: A ver Aitana, pásame a la cabezota que tenemos por amiga. – Aitana no dice nada, pero noto como le da el teléfono y la otra murmura algo que no logro entender al otro lado del teléfono – A ver Miriam, tienes dos opciones, o te vistes y vienes a cenar a casa de Mimi con Aitana, Ricky, Luis y conmigo, o voy inmediatamente a casa, nos atiborramos a pizza con piña, helado de chocolate y lloramos juntas por lo desgraciadas que somos y la poca vida que vivimos.

Se queda callada por un momento, casi puedo escuchar la velocidad a la que va su cabeza, aún estando separadas por un teléfono estoy conectada a esta chica. De repente parece que vuelve en si y empieza a hablar.

M: Tienes razón, en parte tenia asumido que esto iba a pasar en cualquier momento, solo que no estaba preparada para que fuera hoy. ¿Compráis vosotros el alcohol?

No puedo evitar sonreír ante su respuesta, esta mujer es increíble.

A: Si, no te preocupes por nada, déjalo todo en mis manos.

M: Ana – dice antes de colgar.

A: Dime – respondo con media sonrisa ante su todo de voz.

M: Me debes una noche de pizza con piña y helado de chocolate – dice riendo justo antes de colgar el teléfono.

Me maravillaba la velocidad con la que esta chica se reponía de las cosas. Algunas veces incluso envidiaba su fortaleza, aunque sabia que todo era una coraza y que por dentro estaba totalmente destrozada, pero le iba a sentar bien salir y relajarse un rato. Una voz a mi espalda me sacó de mis pensamientos.

Mimi: ¿Todo bien? Te he notado algo preocupada en la conversación.

A: Bueno, todo lo bien que se necesita para que pasemos una buena noche. – digo con una sonrisa, a lo que ella me responde con ella y me ofrece el brazo para que la coja y alcanzar a Ricky que iba unos metros más adelantado.

R: ¿Han aceptado? – asiento con la cabeza – Pues vamos a comprar las cosas, esta noche promete.

Narra Mimi

No me puedo creer que Ana vaya a cenar en mi casa. Estoy en una burbuja que tengo miedo de que me estalle en cualquier momento, pero no quiero pensarlo mucho, para no gafarlo. Vamos a comprar, decidimos pedir Sushi para cenar, así que lo único que compramos es vino para la cena y algunas botellas para seguir con la fiesta luego.

Durante todo el camino vamos hablando los tres, como si fuéramos amigos de toda la vida y yo no puedo estar más feliz por ello. Ricky no quita sus ojos de mi en todo el rato y no para de soltarle pullitas a Ana, pero ella sale muy bien de todos los comentarios. Cada minuto que pasaba me estaba maravillando todavía más. Si me encantaba antes de conocerla, ahora mismo es indescriptible todo lo que siento.

No se si es mi cabeza, si son mis ganas o si realmente está pasando, pero siento una compenetración muy grande con ella, como si solo con una mirada pudiéramos entendernos a la perfección y leernos como no me había pasado nunca con nadie. Me siento muy agusto a su lado, me encanta cada roce de nuestras manos, cada choque, cada sonrisa que se dibuja en sus labios.

Con la tontería y las risas llegamos a casa, me doy cuenta de que Luis ha llegado porque veo su coche aparcado en la calle. No le he dicho que vamos a cenar todos allí, pero estoy segura de que no va a molestarle en absoluto. También estoy segura de que cuando me vea entrar con Ana se va a quedar estupefacto. Él que tantas veces había aguantado mis fantasías por ella y que tantas veces me había animado a hablarle...

M: ¡Hola cariño! Estoy en casa – grito entrando por la puerta y no se si es cosa mía pero siento que Ana se tensa el escuchar mi frase.

L: ¡Hola! – dice saliendo de su habitación y viniendo corriendo hacia mi para abrazarme.

R: Dejad un poco para luego por favor, respetad que hay más gente. – ambos nos reímos ante el comentario de Ricky y Luis me suelta para saludarle ahora a él. Veo que Ana se ha quedado más atrás y parece sentirse un poco fuera de lugar.

M: Ven, que no muerde – le susurro a Ana cogiéndola del brazo y estirándola hacia delante – Luis, esta es Ana. Ana, este es Luis, mi mejor amigo y compañero de piso – le digo haciendo hincapié en lo de mejor amigo. No se porque, pero tengo la necesidad de especificarle que no era más que eso, un buen amigo.

A: Encantada – dice esbozando una pequeña sonrisa y parece que se relaja un poco. Luis la saluda con dos besos y una sonrisa.

...: Igual también es momento de presentarme a mi... - escucho una voz que viene del pasillo y levanto la vista, no me esperaba a nadie más.

L: Ostras tío perdona, me había olvidado totalmente de que estabas. – dice Luis acercándose al chico que acaba de hablar – Este es Roi, mi primo. Espero que no os moleste que lo haya traído, lo acaba de dejar con su novia y está un poco de bajón, así que le dije que se viniera a pasar las fiestas con nosotros. – dice mirándome y pidiendo perdón con la mirada, por no avisarme antes. Yo le mando una mirada de "no te preocupes" y le sonrío a su primo, la verdad es que no se parecían en nada estos dos. – Ellos son Ricky, Ana y mi maravillosa Mimi – dice con una sonrisa.

Ro: Encantado, espero no molestaros mucho.

M: En absoluto. Además hemos organizado una cenita para esta noche, así que será el momento perfecto para conocernos todos.

Parece que empezamos a relajarnos todos un poco. Pasamos hacia adentro y les hago una pequeña visita a Ricky y Ana por la casa, aunque primero que nada pasamos por la cocina para dejar lo que habíamos comprado. Decidimos bebernos unas cervezas que teníamos Luis y yo en la nevera mientras esperamos que lleguen las chicas que faltan y la cena, por no empezar ya con el vino.

Estamos tranquilos y relajados entre los sofás y el suelo del salón, que gracias que se me ocurrió poner alfombra y no nos estamos helando. Ana y yo estamos en el suelo y en un momento dado ella se apoya sobre mi pierna provocando que a mi se me erice la piel. Luis y Ricky sonríen mirándome y yo solo espero que Ana no se de cuenta de lo tensa que me he puesto con su ligero roce. La puerta suena y yo suelto un suspiro más grande de lo que me hubiese gustado.

Ri: Salvada por la campana – bromea mi amigo, si se le puede llamar así ahora.

M: Imbécil – le respondo yo levantándome para ir a abrir la puerta, con una sonrisa boba en mi cara y me fijo en que Ana tiene una mirada de no entender nada que me encanta. Mimi, contrólate, que la noche es muy larga, digo para mis adentros mientras abro la puerta.

Empieza un sueño - WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora