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Ambos niños se encontraban alejados por cientos de kilómetros, sabían que cuando volvieran a verse seria uno de los mejores momentos de su vida.
Se llamaban todos los días, y Yoongi sonreía con solo poder escuchar la voz de su dongsaeng. En la ultima llamada que hicieron, juraron que el día que volvieran a verse, ese día, sería el mas feliz de sus vidas.
Algunas noches el menor llamaba a su hyung cubierto en lágrimas por el simple hecho de que lo extrañaba y lo quería con él. A veces Yoongi sentía lo mismo, pero no llamaba.
No hubo un día en el que no hablaran, no importaba si debía ser a las tres de la madrugada, pero ellos escuchaban su voz, sin falta.
El mayor todos los días recordaba las palabras de Jimin antes de separse:
-Ve eso hyung?- Dijo el menor señalando el cielo. -Pues es el cielo, y es celeste, cada vez que mire eso, recordaré que a pesar de la distancia, vemos el mismo cielo, hyung.-
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