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Pasaron los años demasiado rápido, ambos seguían siendo demasiado cercanos, como siempre desearon.
Jimin había llenado de globos la habitación de su hyung y se escondió dentro del armario para esperar su llegada.
Se escucharon pasos por toda la casa y la puerta de la habitación fue abierta, lo que el menor no se esperaba era que el armario fuera abierto de golpe mostrando a un Yoongi con una sonrisa.
-Felices quince años de vida, hyung- Dijo el menor para arrojarse a los brazos de su contrario, rápidamente este lo levantó por los muslos y caminó a la cama sentándolo sobre él.
-Deberías comer más.- Comentó abrazando a su dongsaeng por la cintura acercándolo a él y pegando su rostro a su cuello aspirando su aroma.
Ya estaban tan acostumbrados a estar de esta manera, era completamente normal. Jimin bajó su cabeza y pegó sus labios a los de su hyung rápidamente.
-Tú eres el mejor regalo, Jiminie.- Confesó el mayor ganando un sonrojo de parte de Jimin. -Me gustas tanto, pequeño.- Susurró en el pecho del menor que lo abrazaba con fuerza.
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