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Y aquí es cuando el sentimiento se hunde, no quiero extrañarla de esta forma.
Nunca quise esto, nunca quise hacerle daño.
Pero los días pasaron y ninguna hizo nada, sentía que ya no importaba nada más y es triste saber que ya no me va a volver a mandar mensajes a las tres de la mañana o cuando tarareaba una canción. Hecho de menos acariciar su cabello o recordar nuestro primer beso.
Con mamá no me hablo, solo finjo que estoy bien. Mi única compañía a sido Leinh, intentando distraerme contando chismes jugosos que ya han perdido un poco su gracia pero es curioso como nos volvimos a reencontrar.

-¿Te encuentras bien?-   Pregunto una voz raposa.
-¿Eh?- No veo nada, solo un gran punto negro tapando a la persona que tenía adelante.- No, n-no...-Me remuevo en los brazos de Lauren, quien no sabe que hacer, solo me susurra al oído.
-Respira, ___, estoy aquí .
-¿Te quedaras?- Murmuro con los ojos cerrados fuertemente.
-Sí pequeña, todo está bien.

Sonrío y abro los ojos, encontrandome con alguien que no es Lauren. Me separo de ella sin agradecerle nada y me voy corriendo.
Un pitido me hace girar la cabeza bruscamente encontrandome de nuevo en medio de una senda peatonal.
Cierro los ojos, todo se volvió negro.

(...)

-Lauren, ella está muy mal, por favor, ayudala.- Oigo un susurro ahogado.- Por, por favor, ayudala.- Siento una cálida mano agarrar la mía y apretarla.
-___, soy yo, abre esos bellos ojos que tienes, vamos, un día dijiste que me ganarías en un duelo de canto, pues pequeña ¿Cómo vas a hacerlo si no respondes?

Correspondo e intento apretarle débilmente la mano y la siento sonreír a mi lado.

-Bien hecho, estoy junto a ti cariño.

Y yo Lauren, y yo.

Daltonic- Lauren JuareguiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora