Daltonic- Lauren Juaregui

7

Cáncer avanzado de estómago, básicamente el estómago de Lauren era un lago de liquido ácido.

-No me gusta verte llorar pequeña.- Me regaña mi chica acariciandome el brazo con su, notablemente, huesuda y pálida mano.
-Y, y yo que pensé cosas horribles de ti después de aquella noche.
-Espero que no sea que soy mala con el sexo oral.

Río junto a ella, aunque yo un poco más fuerte, pero una mueca adorna su rostro de un momento a otro.
Niego con la cabeza y miro sus increíblemente hermosos ojos verdes, asegurandome de grabarlos en mi memoria y así nunca olvidarme de ellos.

-No se que como puedes hacer bromas en un momento como este.

Su semblante cambia y me mira seria.

-Si lo que quieres es que llore, entonces puedes quedarte sentada, me estoy muriendo, no es la gran cosa.
-No digas eso, para mi si lo es, te recuerdo que yo también tengo una enfermedad.

Noto como medita sus palabras.

-Tu no puedes morir por ceguedad _____.
-No.- Le doy la razón.- Pero puedo morir si le echo veneno para ratas en vez de azúcar a mi café por no poder ver las etiquetas.

La pelinegra ríe.

-Pues me ocuparé desde el más allá, fantasmalmente a que eso no pase, ya sabes, seré como un ángel, tu ángel guardián...
-Siempre fuiste y serás mi ángel.
Ella sonríe.- Yo te seguiré protegiendo aún muer...
-Detente, no quiero oír esa palabra, ¿Está claro?

Lauren asiente y nos quedamos en silencio escuchando el bip, bip, bip de la máquina como fondo.

-¿Recuerdas el día que me marché al enterarme que tu también tenías una enfermedad?

Trago el nudo de mi garganta y la miro con atención.

-Si Lolo, lo recuerdo.

Sonríe y acaricia mi mejilla mientras yo cierro los ojos por la calidez que su suave tacto me brindaba.

-Bueno, no me marché sin razón, sentí miedo, porque yo también ocultaba algo y no sabía como decirlo. Has sido de gran ayuda para mi pequeña, en mis diecisiete años de vida nunca imaginé que mis últimas palabras serían,que estuve encantada de conocerte y que te amo _____.

Me doy cuenta que todo este tiempo tuve los ojos cerrados.

-¿Cómo qué tus últimas pala...? ¿¡Lauren?!

Sus ojos no miran hacia ningún lado y siento como lentamente mi corazón y mi alma se parte en dos.
Ahora el silencio y la poca tranquilidad que se encontraba en la habitación fue reemplazada por un agudo pitido, que para mi, eran gritos de agonía.
Lauren se fue. Y estuvo encantada de conocerme. Y me amó.
¿Ella sabrá que yo también estuve encantada de conocerla?, ¿Ella sabrá que yo también la amé?