Carrie
Maggie me miro aliviada, al parecer esperaba alguna mala reacción de parte mía, las demás solo me miraban confundidas.
—¿Te sientes bien? —me pregunto Jolene, poniendo una mano en mi frente para asegurarse de que no me encontrara enferma.
Yo asentí, sin desmoronar aquella máscara de tranquilidad que escondia toda mi sed de sangre. No me pensaba desquitar con Maggie, no ahora. Primero necesitaba escucharla.
—Pero primero —continúe, levantando un poco mi blusa, dejando ver el cinturón de mi pantalón.
—¿Que haces? —preguntó Stella, confundida y lista para cualquier clase de striptease.
La ignoré mientras seguía observándome a mí misma, dudando si hacer lo que haría a continuación.
Al diablo, pensé.
Alce un poco más aquella prenda, escuchando un se más pudorosa por parte de Chloe, dejando ver solo un poco de abdomen y un artefacto rosa que se encontraba entre mi cuerpo y el pantalón.
Saque el exacto y lo coloque en manos de Chloe, quien me miro entre confundida y asustada.
—Carrie, ¿que demonios?
Nuevamente la seguí ignorando, acomodando mi ropa, esta vez agachándome para esculcar en mi bota. No hizo falta quitarla de todo, solo metí dos dedos dentro de ella y saqué a mis preciadas compañeras.
Hola tijeras.
—Sostenlas —le pedí a la chica de cabello negro azabache, que antes también había sostenido mi exacto —. Si voy a escucharte será mejor que lo haga sin esas cosas, agradece que mi mochila se encuentra fuera de mi alcance, de otra manera tendrían que habérmela confiscado. Adelante, explícate —exigí.
Los ojos temerosos de Maggia viajaron de mi, a Andree, pasando por Jolene y terminando en Stella y Chloe, la mirada que le lanzó a esta última fue de total temor.
Un chillido se escapó de sus labios, seguido de un pequeño sollozo y susurros apenas entendibles.
Negó rápidamente con la cabeza, más bien para ella misma, tratando de controlarse, tomando una gran bocanada de aire antes de comenzar.
—Yo... y-yo realmente no quería... —dijo tallando uno de sus ojos los cuales ya habían empezado a soltar lágrimas —. Pero tenía que... ayer, en la salida, antes de que Chloe y yo tomáramos el bus de regreso a casa, ella se me adelantó porque olvidé un libro en mi casillero, ¿recuerdas? —preguntó viendo a la mencionada.
—Oh, cierto, me alcanzaste después de unos minutos. Te encontrabas algo alterada... pero creí que era debido a la entrega de calificaciones.
—En parte —admitió Maggie —, pero eso no fue lo que en realidad me alteró... al abrir el casillero, cayó una nota, al principio creí que era un papel que habría dejado entre mis libros, quizás un dibujo o hasta algún aviso que había olvidado entregarle a mis padres, no le tome mucha importancia —sus ojos se posaron en Andree —, lo siento... —se disculpó antes de seguir con el relato —, por simple curiosidad, abrí el papel y había una nota.
—¿Que decía? —preguntó mi amiga mexicana.
Maggie hurgó en sus bolsillos, sacando de su chaqueta un papel bastante arrugado, pero legible.
Una pista, pensé.
En aquella nota había un mensaje, sin embargo, no se encontraba escrita a mano, estaba elaboradamente hecha con recortes de revistas y periódicos.
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Frikis, ¡al ataque!
HumorClases sociales. Todos vivimos de ellas, son elementales en cualquier lugar en el que estamos, pero sobre todo en la escuela. Ese lugar donde lo más importante para todos es ser popular, pareciera que su único labor es dividirnos como humanos. Los d...