4.- Insomnio forzado

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Salió a comprar café y bebidas con un alto contenido en taurina después que terminó de limpiar el desastre de desayuno que su estómago devolvió. Tenía que dejar de dormir por un largo tiempo, no quería tener más sueños que le recordaran las cosas desagradables que realizó mientras estaba fuera de sí. Después de hacer las compras de café y algunos cartones de bebida energética decidió ir al Hospital Psiquiátrico Poe, tenía que hablar con Rick de lo sucedido y de alguna manera salir de la demencia juntos. Cuando entró en el hospital y preguntó en recepción por su amigo, la recepcionista le dijo que el paciente había escapado hace unos días, Ariel no lo podía creer y al parecer tampoco la mujer que le entendía. Le contó que después de dejar de sedarlo su comportamiento había cambiado drásticamente, comenzó a ganar peso rápidamente y a pasar mucho tiempo en su cuarto haciendo magnificas pero escalofriantes pinturas en la pared. Después de un misterioso apagón que ocurrió en medio de la noche desapareció sin dejar rastro, aun no se pueden explicar cómo es que logró escapar si su habitación estaba cerrada y sin ventanas rotas o puertas forzadas por donde pudo haber salido del hospital, es como si solo hubiera desaparecido.

Después de convencer a la recepcionista que le permitiera ver las obras en la pared de su amigo, un guardia la escoltó hasta la habitación desocupada. Mientras el joven trabajador con playera negra quitaba las cerraduras Ariel no podía dejar de pensar que es lo que su dañado amigo habría dibujado, sabía de antemano que no era ningún Da Vinci o Van Gogh y probablemente la recepcionista exageraba las cosas, pero tal vez y solo tal vez los dibujos le dejaría algunas pistas que solo ella pudiera descifrar sobre su paradero. Después que el guardia quitara las cerraduras y abriera la puerta Ariel entró al cuarto con un sentimiento de curiosidad casi agradable. El primer dibujo que vio estaba en la pared del respaldo de su cama, hecho a lápiz, plasmaba la escena de un hombre ahorcado de un árbol, en verdad era algo inquietante, pero estaba muy bien hecha, se podían casi palpar el tallo agrietado del árbol, las venas de las hojas, la sombra del árbol proyectada sobre el cuerpo, la cuerda vieja y deshilada, hasta podía sentirse la tensión que esta hacía sobre el cuello del pobre hombre. El guardia mencionó a Ariel que le había empezado a dar miedo pasar por su puerta de noche sabiendo que estaba sentado viendo las paredes en total oscuridad y silencio. Después de terminar de ver al hombre ahorcado Ariel pasó a la siguiente pared y no podía creer lo que veía, en la pared lateral estaba plasmada una orgia, plasmada con tanto detalle y realismo que le daba la impresión de que aún continuaba en su sueño. Lo que le desconcertó aun más fue que ella estaba dibujada en la pared, se encontraba sentada en el sillón negro masturbándose mientras frente a ella los cuerpos se acercaban al orgasmo y a la muerte. No podía ser posible que el supiera lo que había pasado estando dentro del hospital psiquiátrico, no pudo evitar sentir algo de vergüenza por lo que su amigo sabia y que no pensaba decirle con tanta descripción. Se disponía a dejar la habitación cuando el guardia le preguntó si no vería el dibujo del techo, Ariel paró en seco con el comentario del guardia y levantó la cabeza. Su mano no pudo adelantarse y tapar el grito que se escapaba frenéticamente de su garganta, callo hacia atrás por la impresión causada. Toda la pared había sido utilizada para plasmar una horrenda figura que parecía salir del techo para reclamar la tierra. Ariel comenzó a temblar por el susto, no podía soportar el peso que la pintura causaba en ella. Aun temblando salió junto con el guardia de la habitación y se fue casi corriendo del hospital sin despedirse de la recepcionista.

Eso lo cambiaba todo, ahora estaba completamente sola, sola con sus pesadillas. Cuando llego a su casa ese día lo primero que preparo fue un café, aun le temblaban las manos cuando terminó de darle el último trago, por lo pronto el único plan que tenía en mente era la estúpida idea de no dormir.

Estar despierta toda la noche puede llegar a ser muy aburrido, para no toparse con sorpresas de voces de nuevo se encerró en su cuarto con las luces encendidas y su dotación de bebidas energéticas y café, Ahora tenía mucho más tiempo libre, mucho más tiempo en seguir pensando y darle vueltas en las mismas cuestiones llegando como siempre a las mismas y nulas respuestas a tan intrigantes sucesos que han acontecido en su vida, se puso muy triste y comenzó a llorar calladamente.

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