Llegando a La División

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Teodora tenía 6 años cuando sus padres y su hermano menor fallecieron en un accidente de tránsito en el cual ella y su  hermano más grande quedaron heridos siendo su hermano mayor internado por gravedad, paso unos días en el hospital, pues sus heridas no eran tan graves, sin embargo personal de La División estaba en ese hospital llevandose a niños que no tuvieran padres, y vieron en la pequeña niña un ratón de laboratorio nuevo. Un soldado de la división de cabello negro y ojos avellanas entro a su habitación, desconectando sueros y monitores de un jalón para después llevarse a la niña en brazos.

-¿Cuál es su nombre? - pregunto un hombre vestido con traje formal de cabello negro y ojos azules.

-el papel dice que se llama Teodora-

-será un buen sujeto de pruebas, bien hecho Leonardo, llévala al camión-

Pese a que doctores, enfermeras y pacientes pasaban junto a ellos nadie hacia nada,uno de los soldados manipulaba sus mentes para que no pudieran verlos, mientras uno más volvía a todos invisibles ante las cámaras.

Leonardo se llevo a Teodora a un camión de carga, y en la caja del camión había más niños y bebés que no dejaban de llorar, de gritar el nombre de sus padres o trataban de escapar sin éxito

-¡camión uno lleno! ¡Llevatelos de aquí!- grito un soldado mientas cerraban la puerta del contenedor. Leonardo, quien se había llevado a Teodora, iba vigilando a los niños, y a pesar de que sus compañeros le criticaban por ello, hacia lo que podía por calmarlos y que dejaran de llorar.

En cuanto llegaron y las puertas se abrieron, más soldados esperaban abajo.

-caminen, y no traten de escapar- dijo un soldado mientras pateaba a Teodora.

Leonardo y otros compañeros hacían que los niños bajaran, mientras que científicos se llevaban a los bebés. Cuando Teodora bajo, un muchacho de al parecer 7 años la empujo mientras se abría paso entre los guardias mientras trataba de escapar, pero los soldados no se tentaron el corazón por lo que usaron sus armas contra el niño, quien cayó muerto.

-eso les pasará si tratan de escapar - dijo el hombre de traje y ojos azules-ahora caminen, llevenselo al incinerador-

Teodora tenía miedo, y el niño que estaba junto a ella se percató de eso, así que tomo la mano de ella queriendo calmarla

- tranquila, soy Brandon, soy tu amigo,  voy a cuidarte solo quédate conmigo—

Teodora,Brandon y los demás fueron llevados con más personal,  donde al principio les quitaron la ropa y los bañaron, algunos aun lloraban, otros solo se contenían. Después de un tiempo en el que les pusieron batas de laboratorio, los amarraron a las camillas y sillas fijas al suelo,  Teodora estaba en una silla con monitores rastreando todo lo que pasaba en su cuerpo. Brandom estaba también en una silla frente a ella,  todos los niños y bebés lloraban mientras los científicos los preparaban para la inyección.

—esto no te dolerá niña, ya veras que estarás bien— dijo el científico mientras limpiaba el brazo izquierdo de Teodora con Alcohol,  todos los niños ya tenían el brazo esterilizado mientras mas personas entraban a la habitación, cargando bandejas de plata donde descansaban de 4 a 8 jeringas con un líquido azul oscuro en ellas. 

—preparenlos para la exposición— ordenó el tipo de traje elegante y ojos azules, viendo lo que pasaba desde fuera de la habitación ayudado por un muro de cristal —ya pueden proceder—

Con esa orden los científicos tomaban una de las jeringas e inyectaban la droga en los niños, unos empezaban a convulsionar como en el caso de Teodora, otros gritaban que sentían mucho dolor,  y otros como Brandon solo apretaban los dientes con fuerza hasta que el dolor se fue, el corazón de algunos niños se detuvieron por unos minutos hasta que retomo su ritmo normal, pero había algunos que no regresaban

—ya pueden llevarlos a las celdas,  si pasan dos minutos y los demás no reviven llévenlos al incinerador—

Teodora estaba convulsionando mientras se la llevaban a una celda, Brandon fue arrastrado en conjunto con otros niños.

—llévenlos al bloque F, mañana por la mañana empezarán las pruebas— ordenó un soldado joven a los que se llevaban a los niños.
Brandon fue encerrado en un lugar pequeño, y para buena o mala suerte suya pusieron a Teodora en la celda de su derecha.  Las celdas estaban hechas de barrotes de hierro sólido y las paredes eran sólidas y oscuras, dentro de las celdas solo había un par de cobijas y un inodoro.

Con el paso de los minutos Teodora se recuperaba de las convulsiones.

—¿estas bien?— pregunto Brandon tratando de que ella lo escuchara

—si— Teodora se acercó a los barrotes, no era tonta,  sabia que no podría salir de ahí, no ahora pero solo quería escuchar más la voz de Brandon —soy Teodora— se presentó.

—que bonito nombre Teodora—

Los pequeños continuaron hablando agregando a algunos más que se encontraban ahí hasta que de nuevo apareció el hombre de ojos azules y traje de etiqueta.

—silencio niños,  solo vine a explicarles que pasara ahora que están aquí,  lo que les inyectaron es un suero que les otorgará superpoderes, se les realizará algunas pruebas para averiguar cual será, después de eso serás sometidos a un extenso entrenamiento para convertirlos en soldados perfectos que servirán a La División o serán vendidos al mejor postor. Si rompen alguna de las reglas, si tratan de escapar,  o no demuestran algúna habilidad, serán asesinados y llevados al incinerador, será mejor que descansen, mañana será un día peor para ustedes—

Mientras ese hombre hablaba los niños se asustaban al saber que podía pasarles. Brandon tomo la mano de Teodora a través de los barrotes.

Aun asustados y con el miedo corriendo por sus venas,  la mayoría empezó a quedarse dormido

Superdotados: Los otros experimentos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora