En una carretera al sur de la ciudad había un adolescente mayor que cargaba a una pequeña niña en su espalda y un rifle de asalto en la mano izquierda, ambos tenían miradas cansadas, los labios secos y los pies adoloridos. Yuki y Nero llevaban unas diez horas caminando y a pesar de que necesitaban un descanso no podían detenerse, no podían dejar nada a su suerte y a pesar de que no pasaba nadie por ese camino ambos tenían una mala sensación, como si alguien les estuviera siguiendo.Y tenían razón pues había un grupo de cazadores que iban a por los niños que habían huido, después de que se anunciara una recompensa para llevarlos de vuelta muchos caza-recompensas, contratados por La División, empezaron a buscarlos.
Nero había usado su habilidad para mantenerlos ocultos pero era muy agotador y desgastante, por momentos su poder se apagaba y se volvían visibles o borrosos.
—Nero tienes que descansar, tus poderes te están matando— la niña había decidido hablar después de que su acompañante se estrellara contra un árbol, estaba agotado, pero debían seguir adelante.
—No Yuki, no podemos parar, aun puedo avanzar unos kilómetros más, solo un poco mas—
Los pies le dolían, sentía una fuerte sensación de mareo y cansancio pero no podía dejar que los encontrarán, alzó a la niña cargándola en su espalda y tratando de buscar el equilibrio volvió a empezar a caminar mientras sacaba fuerzas de algún lado para hacerlos transparentes, ya no podía hacerlos invisibles y le había prohibido a la niña hacer uso de su habilidad, necesitaban hacer pasar a la niña como un humano normal. Y tenían que llegar lo más lejos posible.
Un sonido de disparos les hizo mirar atrás, les era extraño porque estaban en medio de la nada, solo había árboles y una carretera desolada.
—Sujetate fuerte linda—
Había afirmado su agarre a la niña, y aunque tuvo que apagar sus poderes, empezó a sacar fuerzas de algún lado, para empezar a correr y alejarse lo más posible de los disparos, tenían que deshacerse de la sensación de persecución y para ello tenían que presionar el paso.
—¡Nero un auto se acerca! —
El grito de la niña se vio casi opacado por el sonido de un motor, necesitaban un escondite y lo necesitaban ahora.
Sin muchas opciones Nero bajo a la niña de su espada y se agachó a su altura.
—Escúchame bien Yuki, necesito que saques tus alas y te escondas en las copas de los árboles, se que te dije que no lo hicieras si no era una emergencia pero si no lo haces ahora van a atraparte, escóndete y no bajes hasta que yo te llame, ¿Entendido?—
Yuki no era tonta, sabia que no podía contradecirle o pelear ahora, solo le dijo que si con la cabeza y cuatro alas brotaron de su espalda, dos de cada lado de su espalda como las alas de una libélula y con un zumbido empezó a elevarse para esconderse en las cimas de los árboles.
Por su parte Nero había levantado el rifle y hacia lo imposible para poder agarrarlo, estaba muy cansado y también mareado. Aunque había logrado alzar el arma no duro mucho. Yuki había escuchado un golpe y temido lo peor, cuando miro abajo encontró al chico de ojos amarillos desmayado en el suelo con el rifle a su lado, la camioneta ya había pasado y no había notado al inconsciente muchacho.
Yuki había bajado al suelo pero no hizo nada por despertarlo, en cambio arrastro al adolescente hasta un árbol mucho más grande lejos del camino, sabia que se estaba exigiendo de más y Yuki no pudo evitar sentirse culpable por eso.
El sol ya estaba ocultándose y Nero ya había empezado a recuperar la conciencia , una sensación de miedo fue lo que lo hizo reaccionar, había dejado sola a la niña, pero verla junto a él le había hecho sentir un alivio. Pero ahora tenían un problema mas inconveniente, el hambre y la sed.
Podía ir y dar caza a un animal y buscar algún río o lago, pero eso implicaba dejar sola a la niña. Penso por un instante usar el rifle también pero nada garantizaba que esa cosa no haría ruido, y por un segundo pensó que podría tener un rastreador pero era demasiado rebuscado y hasta absurdo.
No iba a dejar a la niña, esperaría a que despertara antes de seguir con su huida.
Mientras tanto, en un barrio olvidado por Dios lejos de ahí
Un grupo de cuatro adolescentes estaba abordando una camioneta, todos cargando mochilas pero vestidos con ropas blancas ya sucias y con pistolas en la mano. Un chico de cabello negro desordenado sostenía con firmeza la mano de una joven pelirroja y eran seguidos por una chica de cabello rizado y uno más bajo que ellos de cabello de colores.
Al leer la nota sabian que era hora de correr hasta que desfallecieran. Y eso era lo que había que hacer.
El grupo de cuatro sabia que para poder huir de División tenían que robar, matar gente, y nunca quedarse en ningún lado por mucho tiempo, porque este era un juego de el gato y el ratón.
Y ellos eran los ratones.
Después de abordar la camioneta la chica de cabello rizado hizo encender la caminera raspando los cables de abajo del volante, al escuchar el motor rugir inmediatamente dio marcha atrás a la camioneta.
—¡sujetense bien! —
Los demás trataron de ponerse el cinturón de seguridad pero el jalón de la aceleración les hizo agarrarse.
Con el paso de las horas la camioneta ya había dejado la ciudad, ignorando que cerca del camino estaban Nero y Yuki.
Solo les importaba huir de ahi
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Superdotados: Los otros experimentos
Fiksi UmumElizabeth, Andrew, Louis y Edgar salvaron a los huérfanos de la división, pero ellos no fueron los únicos que escaparon de ahí. Miles de sometieron a los experimentos, muchos murieron, pocos sobrevivieron Ahora Yuki, Brandon, Yahir, Úrsula, Nero...