Capítulo 2

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Más que mil palabras

_Admito que te convertiste en un problema sin solución para mí.  De verdad no tenía ni la menor idea de que estaría aquí sentada contigo hablando de esto, pero tienes mucha razón cuando dices que el mundo es muy "pequeño".
_ ¿Y estás bien así?
_ El tiempo pasa y las personas cambian, Zack.  Eres parte de mi historia y es algo que tuvo que ver mucho contigo.  Debo decirte esto... Desde que la mecha de la bomba se encendió. 

Era un día normal de escuela.  Para ese tiempo estábamos en nuestro último año de escuela superior. El año en que más complicado se me hizo alejarme de tus ojos color café. Recuerdo que comenzaron a anunciar por todos los medios de con que se aproximaba un gran evento atmosférico al país. Un evento que sería una catástrofe.  Era un huracán de categoría 5.  Todos comenzaron a prepararse y debido a eso las clases se suspendieron.  La verdad fue un evento espantoso y muchas personas quedaron sin hogar, hubieron pérdidas,  muertes, desastres, no había agua, no había luz  y lo más desesperante, la incomunicación.  Yo estaba muy preocupada por mis seres queridos.  Eran lo más importante para mí.  Por supuesto, lamentablemente y afortunadamente te encontrabas también en mi lista de importantes.  Entonces poco a poco la señal de las líneas telefónicas mejoraron con el tiempo.  Llamé a mis amigos y familia a medida que pude.  Y sí, fue inevitable.  Tenía miedo de que algo malo te hubiera pasado algo malo.  Tenía tantas ganas de saber cómo estabas pero sin el valor de agarrar mi teléfono y llamarte. Sin tú siquiera saber que conseguí tú número por un "chat" de la escuela en una famosa app llamada "WhatsApp".  Pasaron los dos y la preocupación se mezcló con curiosidad.  Y fui tonta.  Otra vez.  Otra vez dejé mi orgullo atrás y llamé.  Mi idea era solo escuchar tu voz aunque yo no dijera nada.  Pero no contestaste.  Me frustré conmigo misma.  Me sentí más estúpida.  No podía creer que hasta ese punto llegué.  Mientras esos pensamientos inundaban mi pequeña cabeza, apareció "Primer Amor" en la pantalla de mi celular con dos opciones: aceptar / rechazar.

Estabas devolviéndome la llamada.  Pero yo sabía que no tenías ni la menor idea que era yo la que estaba detrás de ese número telefónico.  Créeme, estuve a punto de hacerlo.  A punto de presionar ese botón verde.  Moría por escuchar tu voz.  No contesté.  Fui miedosa como siempre.   Luego volví a llamarte y no contestaste.  Era gracioso.  Pareciera que jugáramos al esconder sin saber quién estaba detrás de esa llamada.  Pero a la vez me sentía idiota.  Bueno... aunque tampoco fui una completa bruta.  Antes de llamar, cambié mi nombre en la aplicación y la foto de perfil, por si las moscas.  Pero bueno... Un día te escribí por mensaje, ya que quería saber si estabas bien. 

Y si.... Fallé como orgullosa.  Nunca recibí una respuesta lo cual me dio a pensar que ya debía acabar con ese relajito.

Comenzaron las clases nuevamente luego de que el país se estabilizara.  Borré los mensajes y decidí olvidar todo eso porque la verdad me daba mucho estrés.  Le conté a mis amigas. Sentía que las había desepcionado. Porque aunque no fuera la misma forma de pensar, tenían experiencia con noviazgo y sabían que yo era una total inmadura en ese asunto. En cuanto a ti, hubo algo raro en ti.  Aunque no hablábamos tan siquiera.  Noté algo raro.  Me mirabas extraño.  Parecíamos un par, cuando se molesta el uno con el otro.  Como si estuviéramos "peleaos".  Lo digo por que también me puse así.  Cuando yo llegaba a algún sitio, tú te ibas y cuando tú llegabas, yo me iba.  Me mirabas y cuando yo te veía, apartabas la vista inmediatamente pero como si me estuvieras evitando y viceversa. Y pasó que me encontraba en el salón de música para ensayar con el coro. Tú estabas allí. Ya el ensayo había acabado. Vi una guitarra sola en una esquina y me encaminé hacia ella para tomarla. Me volteé y ahí estabas, justo frente a mí.

Y las cosas se dieron así...

_ Yo iba a tomarla para tocar. -Dijiste riendo. Yo me puse nerviosa. No me costó otra que sonreír.
_ Si quieres, tómala. -Dije.
_ No, yo espero. -Me senté a tocar y estabas frente a mí. Estaba nerviosa. Pero continúe. Hasta que llegó una de mis mejores amigas.
_ Canta algo. -Dijo.
_ ¿Qué?
_ Anda... Tú sabes cantar.. - Contestó ella. Te miré y tu mirada decía más que que mil palabras.

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