Mentiroso
Querías que cantara. Esa mirada la conocía muy bien. Me sentí muy extraña. Canté solo un poco de una canción y apenas me escuchaba. Tú sonreíste un poco. Eran esos pequeños detalles los que me hacían sentirme tan patéticamente feliz. Pero esa felicidad se acababa en el momento en que me daba cuenta que esos detalles no los podría disfrutar más, porque no eras nada mío. Ya ni siquiera amigos. Yo sabía desde un principio que no eras la persona indicada para mí. Al principio lo negué y lo negué. Pero dado a las varias razones, mi madre me dio la noticia de que nos mudaríamos fuera del país. Ahí comprendí todo. Comprendí que nada entre nosotros debía pasar. Porque si hubiéramos llegado a algo, me habría partido el corazón en dos, tener que dejarte. Y habría sido mucho más sufrimiento. Aparte de eso, teníamos varias diferencias. Sabía que no eras la persona para mí. Entonces... ¿Porqué me gustaste? ¿Porqué tú? ¿Porqué fue casi imposible olvidarme de ti? Ahh... a eso voy. Me estaba preparando.
Justo en ese momento en que lo comprendí todo, decidí al fin dejarte ir. No volver a mencionar tu nombre y evitar mirarte. Por dos razones...
1) Aprendí mi lección: Mi problema era que pretendía que todo me llegara a las manos sin hacer siquiera un esfuerzo, (referente a eso del amor). Era muy tonta y no tenía orgullo como para dejar de buscarlo. Me ilusionaba por lo más estúpido.
2) Elección: Sabía que no eras para mí. Nuestros principios son un poco distintos y podrían haber traído problemas.¿Entonces recuerdas aquel día? En que te miré sin disimulo alguno... Ese era mi adiós.
Mientras te miraba me llegaban recuerdos de mi misma sintiéndome mal por ser otra vez la tonta de la historia. Recordaba cuando aparentabas ser un angelito con todos pero me ilusionaste con tus miradas. O mejor dicho, me ilusioné. Recordaba esos momentos donde la incomodes cuando estábamos cerca era tan grande, que hablábamos de estupideces como las moscas. Y una vez más, recordé la primera vez en que estuve tan cerca de ti. Tú, yo y la computadora en una habitación de la casa de una de mis amigas. Estábamos mis dos amigas, tú y yo. Ellas abandonaron la habitación a propósito. Y solo quedábamos nosotros dos. ¿Te acuerdas? El silencio inundó aquella habitación y la cosa se puso incómoda. No tuvimos que decir nada. Solo nos miramos a los ojos silenciosamente. Y nos fuimos acercando. Pensé que tú te separarías primero antes de que ocurriera una locura, pero quién lo hizo antes fui yo. Entonces te dije que iría con mis amigas y eso hice. Me levanté de la silla y fui a la cocina con ellas. Esto es algo que nunca les pude contar a ellas. No fui capaz de hacerlo porque tenía miedo. Estuvimos a punto de darnos nuestro primer beso allí. Pero yo arruiné todo.
Terminé de recordar todo eso y te observaba a la distancia.
No prestaste atención porque te encontrabas ocupado en otros asuntos. Pero lo notaste. Y ese último suspiro antes de apartar mi vista de ti, fue mi adiós.Me dediqué a estar con mis amistades y ya dejarte atrás. Aunque no fue para nada fácil. Pero fue gracias a ti, que aprendí bastantes cosas. Gracias a eso, encontré en los Estados Unidos, (país a donde emigré), a la persona indicada y me di cuenta de que si no hubiera ocurrido nada de eso, sería peor de tonta. Aunque ya mis sentimientos por ti no existen, quiero darte las gracias por ser mi entrenador y ayudarme a crecer.
_ Yo fui un cobarde... Y un mentiroso...

ESTÁS LEYENDO
White Lies
Historia Corta"Las miradas dicen más que mil palabras." Es cierto. Pero en esta historia no son las típicas miradas de amor. Dicen que si se ríen y se miran a los ojos sin tener que decirse nada, es amor. Esta historia es la excepción a esa regla.