Miserable
No le dirijo una palabra. Él tampoco a mí. Pero con tan solo mirarnos podemos tener una larga conversación. Una conversación controversial y con muchas luchas. Pareciera que hablamos telepáticamente. Sin abrir la boca decimos millones de palabras. Nos decimos lo que sentimos y compartimos momentos de inquietud. Son miradas que hablan.
Alguna vez has escuchado el refrán: "Si se miran a los ojos riendo y no tienen que decirse una palabra, es amor". ¿Lo has escuchado? Bueno, qué puedo decir... Eso es falso. Totalmente falso. Tal vez en algunos funcione, pero ese no fue mi caso. Porque sigo patéticamente enamorada de el mismo chico que me ha gustado hacen cinco años. Lo más estúpido es que parecemos dos idiotas que solo se miran sin decirse nada. Pero no necesariamente es amor. No cometas el mismo error que miles de personas cometen, y yo no me excluyo. No importa lo mucho que se miren, no te ilusiones. Con el tiempo pude aprender que aquellas miradas no eran de amor, si no de inquietud. Por su puesto, él desgraciadamente se enteró que me gustaba. ¿Y qué yo podía hacer? ¿Ir a donde él y confesarme como una tonta? No. Pues comencé a notar que la que estaba haciendo el papel de tonta en la historia era yo. Él no me quería. Nunca me quiso y nunca le gusté. Lo único que hice fue caer en la trampa de sus ojos profundos color marrón. Éramos compañeros de clase para esa época. Conversábamos muy pocas veces y de cosas académicas. Al principio creí que yo le gustaba. Y mis amigas también. De hecho, recuerdo que mis amigas hicieron lo imposible para que habláramos. Pero no se veía interés de su parte. Sin embargo, me miraba mucho. Eran miradas muy profundas que aveces daban hasta miedo porque pensaba que leería mi mente. Creí que me quería. Pero resultó ser que no. El idiota luego se enamoró de una chica que era una de mis bullies en la escuela primaria. Pues cuando me enteré de eso, aún nos mirábamos a los ojos. Pero la forma en que yo lo miraba, ya no era la misma. Ahora era con furia y tristeza. Aunque yo reía frente a él y fingía no sentir ningún tipo de tristeza, estoy segurísima que él podía ver lo que realmente me pasaba. Por eso, si hablábamos poco, dejamos de hablar. Llegué a la escuela superior y resultó ser que la chica de la que él se enamoró, tenía un novio. Él seguía sin nadie y yo igual. Dos tontos... Una que no tiene orgullo y sigue enamorada de un completo tonto. Y un tonto que no le dice una palabra con su boca. Yo fingía no sentir nada por él. Hasta mis amigas creían que ya no lo quería. Yo solo comentaba cosas de otros chicos guapos y me pasaba pendiente a otros chicos. Pero solo era para distraerme. Quería sacarlo de cualquier forma. Pero fue imposible hasta el sol de hoy. Ambos estamos en nuestro último año de escuela superior. Seguimos siendo unos tontos. Pasámos por los pasillos y nos hablamos solo con los ojos. Yo puedo ver que tal vez me dice: "No de nuevo. Déjame ir. Ya conoces mis sentimientos. Pero comienzo a notar que tu forma de mirarme volvió a ser como antes."
Pero así es. Él y yo somos así de tontos. Así somos... Tú, yo y nuestra extraña comunicación. Te estoy hablando a ti. Sí, a ti. Tú, que hablas con tus ojos tan profundos. Un chico ya hombre. Alto, tez mestiza y ojos color café. Tú... Eres diferente a los demás. Imperfecto pero con muchas cualidades excepcionales. Inteligente, responsable, guapo, respetuoso y un completo tonto. ¿Ese eres tú verdad? Escucha bien lo que tengo que decirte... El día en que deje de tener sentimientos por ti, haré una gran fiesta e invitaré a todas mis amigas. Ese día lloverá hacia arriba y el agua estará seca. Los peces nadarán en el aire y las abejas dejarán de ser tan tontas como para morir, picando a alguien inocente. Los gatos ladrarán y los vendedores dejarán de insistir en que la gente les compre. No sé si ese día exista. Pero si por algún motivo, razón o circunstancia ocurre, estás invitado también a la fiesta, ya que eres el protagonista.
Hoy te vi. Me pasaste por el lado en los pasillos. Pero fui indiferente para ti, como siempre. No dejas de ser tú. Eso es bueno y malo. Bueno porque me encanta tu forma de ser y malo porque no me darás esperanzas de recibir de vuelta estos miserables sentimientos.
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White Lies
Short Story"Las miradas dicen más que mil palabras." Es cierto. Pero en esta historia no son las típicas miradas de amor. Dicen que si se ríen y se miran a los ojos sin tener que decirse nada, es amor. Esta historia es la excepción a esa regla.